Silencio y colores

Hoy he puesto de nuevo la mira sobre un papel en blanco, intentando pensar que es todo esto por lo que últimamente no escribo nada.

Estoy buscando algo de silencio entre tanto ruido en la cabeza, separando por carpetas los pensamientos, centrándome en esa serenidad que a veces tanto me falta.

La presión que ejerzo sobre mi misma en ese intento de mejora constante, en esa lucha interna eterna.

He conseguido alejarme de ese ruido por un momento, planteado una serie de prioridades y recordado todo lo que valgo y todo lo que merezco.

Análisis de conciencia, a plena conciencia. Sin piedad ninguna y por una de las pocas veces sin miedo a hacerme daño.

Me he perdonado los males que me hago a mi misma y visto desde fuera el bien que me hago. Y me he dado cuenta que no es tanto como quisiera.

La mirada a la vida en tonos grises, de esos que ya os he hablado. La desconfianza o la pena que me llega al mirar el mundo en el que vivimos. Lleno de corazones que dudan demasiado o se creen demasiado.

Os juro, sin creer en ningún «todopoderoso» que ojalá me resultará fácil pintarla con mil colores. Y que la sonrisa me saliera más a menudo.

Porque yo no soy de las que piensa que la felicidad es un estado constante o permanente. Más bien intermitente y puede que a veces incluso me parezca demasiado corto.

No quiero decir que no sea feliz, que lo soy, pero no me siento capaz de decir que es mi estado más duradero. Porque estaría mintiendo.

Estoy en el punto de asumir las piedras del camino y escalarlas en plan «free solo» sin arnés ni pies de gato. Reventandome las uñas como si en ello me fuera la vida. Si no cuidas el corazón es lo mismo, un fallo y puede que caigas unos buenos metros de ostia al vacío. Y a saber si puedes levantarte…

Ya no le digo a mis ojos que no lloren ni a mí boca que se calle, si quieres algo esfuerzo y valentía.

Ser quien quieres ser, poner atención en que es lo que te da ese silencio y tras él, la calma. Solo se puede trabajar duro en ello.

Un par de palabras bonitas cada mañana, una sonrisa al vernos y un abrazo. No se si resulta difícil creer que eso sea «felicidad por simplicidad»  y que con eso valga.

Sin embargo si soy de las que piensa, que vale la pena priorizarse y darse el valor que nos merecemos. Con todo lo que conlleva. Reconozco que a veces me agoto y pienso en rendirme.

Recuerda que tu valor es cada esfuerzo que haces por no caer a ese vacío. Y sobre todo cada vez que conseguimos levantarnos.

Y entonces, a un instante de ese «a veces pensar en rendirme» se ha colado una luz por la ventana que ha reflejado una línea de cinco colores, y he vuelto a sentirme como cuando me da el sol en la cara, y noto algo de calor en estos días tan fríos.

Recargando las pilas y viendo todas las oportunidades de nuevo, más claritas sin tantos grises de fondo, un detalle de la vida tan simple que te recuerda que vuelvas a coger fuerzas, y he comprendido que sin ese miedo y esa lucha nada tendría sentido, por qué nada que fácil nos resulta, perdura demasiado.

Ya no siento que no estéis de acuerdo conmigo, ni siento tampoco que a veces no me comprendas. Solo siento si no ves en mi un alma que lucha y da todo lo que puede en cada paso que ando.

Y como yo, todos.

«Se amable, pues cada persona con la que te cruzas está librando su ardua batalla»

Platón

Y si siempre arriesgo, es por qué confío en que el corazón nunca me engaña.

Eco Charlie


Las 3 de la mañana y una copa de vino al lado del ordenador. Intentando salir del torbellino de la cabeza, apaciguando esas aguas, sin lágrimas en los ojos y la respiración calmada. Como si me invadiera la calma un poco, sin importar lo breve o largo que sea ese periodo de tiempo, aprovecho y vuelvo a decir “el verso o la vida”.

Esto que es solo aceptación y bien quererse, ver las sonrisas del tiempo y todo lo que hemos luchado. Aun que admito que a veces casi no me reconozco. Los ojos no son los mismos y las penas tampoco.

Reconozco también que lo estoy intentando a cada minuto que pasa este duelo, en ese agujero que siento tan frío y tan dentro del cuerpo, ahí donde escuchabas mis latidos y mi respiración acelerarse, como si nada pudiera llenarlo, hoy he notado algo de calor conmigo misma, estoy dejando al tiempo hacer su trabajo, sabiendo lo que quiero. Confiando en el cambio, reviviendo la frecuencia que teníamos.

No sé si es certero, pero sí sincero. Las etapas de la vida en las que más crecemos son las que más duelen, y eso es una realidad tan grande como nosotros o las decisiones más duras de la vida.

Como que te echo de menos.

Como que jamás sabré lo que hubiera pasado si hubiera sido de otra manera por que ha sido de esta, y no hay más vuelta de hoja más que las de estas páginas.

Toda decisión que tomemos es buena, por que se toma por algo. Aunque no sea la más acertada del mundo, aun que jamás la comprendamos del todo y el miedo a que no sea la correcta nos deje atónitos en plena lucha. Casi bloqueados, sin fuerzas.

Siempre hay un momento del día que el cielo se pone entre rosa y color pomelo, ahí recargamos las armas, nosotros con esa paz previa a la guerra que pone nerviosos a los valientes y convierte en salvajes a los cobardes. Y la pena y la culpa se van disipando algo más tranquilas, como cuándo hablamos y nos entendemos o vamos a comer sushi a nuestro sitio favorito y dejamos que el chef prepare lo que quiera.

Se que no somos de rendirnos y que no somos iguales, por eso hay más posibilidades de salir casi ilesos como en las batallas para las que tano nos hemos preparado con la mochila y esas botas bien atadas, íbamos nosotros a rendirnos… sabes mejor que yo que suficientemente preparados.

Sobrevivimos seguro, y ahí estaré yo, con la radio a las 18:00. En la misma frecuencia de siempre, para buscarte. O si parece que me he rendido, para que tú me encuentres.

Porque nunca lo hago.

Si lo haces, o eso espero, con tu arma más poderosa que es entenderme, y yo sin nada ya que reprocharte, porque siempre ves mi lado bueno, siempre ves la luz en el túnel más oscuro, eres tú quien siempre encuentra la salida. Y la razón juega contigo, sin ventaja alguna.

Con el raciocinio del dios más poderoso y a veces el más despiadado, sin dejar que aflore un ápice de ser solo sentimiento.

Solo eso ya sé que no te vale y no me arrepiento por que seremos lo que seamos el amor más grande que he sentido.


Igualmente te extraño, siempre seguido de un te quiero y un ojalá que nunca termina.

Cada uno sus demonios


Hoy vuelvo por aquí, después de unos cuantos largos días, para llegar a ese rincón del corazón al que tanto me gusta hablarle.

Ya sabes, como la pintura, cuando uno sabe mirarla, para desahogar el poder del alma cuando está herida y dar valor a lo que a veces no valoramos tanto.

Siendo este un lugar tan abrupto, con tantos altibajos como montañas en el mundo existen, y tantas palabras o actos desgarradores que tantas veces damos por insignificantes.

Insignificantes para quienes sienten en un grado más inmóvil, de ese poder o don de afrontar la sensibilidad de otra manera, o los ojos que miran al alma menos atentos.

Quizá y espero que no a muchos, aburrida toda esta parafernalia.

He visto como no se animaba a una amiga desanimada, a un amigo que ya no habla tanto contigo, que ya no tiene esas ganas y esa sonrisa que hacía florecer las flores. He visto como no te has fijado en esos pequeños cambios de la gente, en lo que un abrazo es capaz de curar o un simple mensaje es capaz de darnos fuerzas cuando más te echan de menos.

Se que no es desde la intención de hacer daño, pero duele, el estar, pero que puedan percibir que no estas al mismo tiempo, el que pase un día entero sin sentirte, cuándo solo te necesitaba a mi lado por un momento, un minuto reflejado en tus ojos me valía.

Nos valían tantas cosas que no estaban. Tantos momentos que seguiremos esperando erróneamente.

Sí, lo sabemos, no eres tú quien hace el daño, somos nosotros, aventureros, poetas románticos condenados a esto, valientes que nos lanzamos de cabeza a las aguas más profundas pensándonos que nunca encontraremos piedras en el fondo que nos abran la cabeza.

Seguiremos haciéndolo, hasta que una de esas piedras nos mate, porque mientras, nosotros demos el amor que merecemos, seguiremos arriesgando por si ganamos minutos al tiempo, de los del verso o la vida, ya sabes. El, cada minuto es tuyo, mi prioridad máxima. Creemos así porque sabemos cómo amamos.

Somos de levantarnos temprano y hacerte el desayuno, de irte a buscar al trabajo por que sé que estas cansada, de no verte en dos días y decirte, me paso cinco minutos que me apetece verte, voy yo a tu casa a cuidarte un rato porque tú no tienes tiempo, de hacer eso que hace tanto que no hacemos juntos y sé que te encanta, de verte en mi mente en cualquier situación que te emociona, o de cada cosa que sé que te gusta, querer que sea un regalo. De no resistirnos, de no demostrar tanta fuerza y aguante.

Nunca tendré que convencerte de estas maneras porque son las mías, y me ha costado lo suyo entenderlas. Ni pretenderé jamás, que sea esa tu manera de amar el mundo.

Cada alma es especial a su manera y la reciprocidad se aprende, las ganas y el buen gusto de la sensibilidad no se enseñan, te sale.

Yo estoy aprendiendo un poco también, aunque no me guste tanto, a aceptar cuando os veo sin cuidado, a ser yo misma quien cubra esos huecos, aunque reconozco que hay lugares a los que no llego a rascarme. Y solo se alivian si me olvido de ello.

Si te soy sincera del todo, no quiero olvidarme porque son de esas partes que cuando las cuidamos florecen como esas flores con tu sonrisa. Y lo echo de menos.

Pero no paro de intentar comprenderlo todo, de no poner mis razones como verdad absoluta, por que absoluto no existe nada, más que las matemáticas y sus teoremas.


Hoy he recordado el consejo de una buena amiga, del día que me recordó lo fuerte que somos y como se nos ve desde fuera. Tú no te vas a caer, me dijo. Confiaba ella más en mí que yo misma.


He vuelto para contarte que, aunque parezca que mis ojos pueden llenar de nuevo los mares, he vuelto a coger fuerzas de todas estas batallas que estamos librando, y de todas las veces que casi nos caemos, de reconocer mis inseguridades y de volver a luchar por mi sonrisa en los momentos más difíciles. Y por la tuya, agradecida.


He de decir que seguiré llorando y escribiendo todo lo que el corazón me pida. Sin piedad alguna, sabiendo que los dioses si pudieran leerme me mandarían a los rincones más oscuros, para que ni tu puedas encontrarme.


No tengo miedo ninguno a reconocer que casi me caigo, débil como el cristal más fino del mundo casi me rompo en pedazos. Yo sola, sin ayuda de nadie, yo a mí misma, con mis demonios. Asesinos de todo el poder que tenía, casi me dejan sin nada.


Pero eso aquí no es posible.


Se que hoy en día está muy de moda ocultar las debilidades, demostrar para conservar, demostrar que no somos inseguros, que no tememos de nada. Que no tememos perdernos, que siempre estamos tranquilos. Y no, queridos no es así.


Somos inseguros, tememos perdernos, tememos no gustarnos, aun que deba importarnos una pxxx mxxxxx lo que piensen de nosotros. Nos importa, claro que nos importa. Y nos importa de las personas a las que queremos, porque queremos demostrar que si valemos, que si somos. Que somos suficiente, aunque no debamos. Lo hace. Miéntete si quieres.


Yo ya no lo hago. Hago por cuidarme y por cuidaros.


Tan seguro como a veces queréis que sea el mundo no os gustaría tanto.


Tan independiente y tan yo misma y para mí misma, no sería lo que somos.


Somos del bando de desear a lo grande, de lanzarnos a esas aguas sin pensar en las heridas de no verlo todo tan fácil, y lo siento si te complico la vida.


Damos lo que somos y eso es lo importante.


Lo siento si es duro, pero no es suficiente si no nos sentimos suficiente y no es seguro si no nos sentimos seguros.

Con esto remito que sigo trabajando en ello, que son meros pensamientos que su valor tienen para mí mucho y que a veces, aun importándome demasiado lo que pienses, necesito expresarlos sin tanta sutileza.


Es difícil comprender las líneas de este texto supongo, solo puedo aclararte que en mi corazón no cabe haceros daño y se que en el tuyo tampoco.

Nunca es tarde

Y si paramos un momento, como si el tiempo se pausara y desde ahí pudiéramos ver las hojas moverse por la brisa, lentamente, los rayos del sol iluminar las calles, fijándonos en el dibujo que hace en el suelo la sombra de los árboles.

Esas calles por las que solo pasamos sin fijarnos en los detalles, en los balcones y sus flores, en las pequeñas intenciones, apreciar las sonrisas, los gestos o la dedicación, como la señora de la tintorería que siempre es tan amable y los buenos días que nunca le faltan, en el frutero sacando las cajas al mostrador por la mañana temprano, con esa calma con la que coloca las naranjas una encima de otra, tan bien alineadas.

Esas sensaciones que vivimos y no sentimos suficiente, pararnos a apreciar la vida, los pequeños lujos que sí que tenemos, entre queja y queja de todo lo que trabajamos. Todo lo que nos cuesta, todo el esfuerzo que hacemos.

A mirarnos a nosotros en esa calma y apreciar lo que valemos, lo que hemos conseguido, todo lo que tenemos al lado, quién decide quedarse.
Respirar y cuidarnos.

Tranquila pequeña. Apaga todas las luces y enciende unas velas, siéntate en el suelo frío de la terraza, y para. Parar solo a mirarte con cariño.

He tenido un poco de compasión conmigo misma, sin exigencias.
He valorado un poco más todo lo que hago, y me he pedido disculpas por cuándo no me cuido.

En pausa, solo para agradecerme la vida, dejando a un lado esos «no tengo tiempo» o esos nervios que tanto me alborotan el estómago en forma de ansia o de prisas que a veces tenemos por conseguir las cosas.

En estos momentos es cuándo comprendo lo que a veces nos frustramos, los malos humores o las malas caras. Demasiadas cosas pensamos y demasiadas vueltas a todo.

Con la compasión de no analizar nada, me he perdonado por todo y comprendido el tiempo y su paso por la vida. De esas tantas vueltas que hemos dado y hasta donde hemos llegado. Que no es poco.

Estoy teniendo esa amabilidad conmigo, tan inspiradora como la esperanza.

Tal como la sutileza del tiempo de colocarte en tu sitio, de ese poder que tiene la vida de quitarte las ansias y el miedo, sin importar lo que tarde.

Aún que solo sea por un momento, ya no me molesta nada. Y si no dura tanto como quisiéramos estas sensaciones solo tenemos que volver a intentarlo, sin ser nunca la última vez que lo haremos.

Por que aquí, no nos rendimos.



Trust



Me he parado a mirarme desde fuera, sentada debajo de un árbol a la sombra mientras los rayos del sol atraviesan sus hojas y me dan ligeramente en la parte de atrás de la cabeza.

Agotada, haciendo un poco de análisis, una línea de vida midiendo por etapas el nivel de felicidad en el que me he sentido, y ahora le he sumado cuan poco a poco he ido construyendo unos muros llenos de estrategias y escudos que no servían para tanto.
Una serie de obstáculos que me he puesto a mí misma sustituyendo el modo felicidad por el modo seguridad hasta cuándo no debía. Demasiado interiorizado.

Con la vida tan conseguida siendo tan jóvenes, y lo poco disfrutada que la siento desde esta perspectiva, culpable diría, por haberme hecho tan protectora conmigo, tan por si acaso. Con esa maldita manía de seguir poniendo el mal final por delante antes de que pase. La opción en la que salimos perdiendo. Por ese maldito por si acaso.

Sin vivir disfrutando, con esas dudas por pequeñas que sean. Que yo pensaba que eran necesarias, por qué luego duela menos, por estar preparada.
Por no querer vivir el daño, muero antes de tiempo.

Y nunca he sido de rendirme, pero aquí ya he perdido, ante esto me rindo, y me ha llevado mucho duelo, pero he perdido contra mi misma. Sin querer ganarme en esto, y reconozco que ha ganado la razón al dolor del corazón tan protegido.

Y es que ahora me he visto desde otro lado, la sonrisa no era tan bonita y desde mis ojos seguían cayendo lágrimas, cuando ya lo tengo todo, por el daño que me hicieron yo sigo cubriendo mis espaldas.
Puede que sea verdad que eso ya ha pasado.

Ahora vuelvo, poco a poco, más despacio que antes. Para mirarme con calma y recordarme que si me lo merezco, todo, hasta curar mis heridas y confiar en ese mundo que dices tan bonito. En ti al menos, que has abierto mis ojos.

Cueste lo que cueste, me lo prometo.

Entre olas



Hoy voy a contarte desde mis ojos un poco de las transformaciones de la vida y como conocer tus adversidades y que conozcas todas las mías, hasta lo que jamás he contado a nadie, puede convertir un barquito de vela en un yate que aguante las olas más poderosas.


Y tu mejor que nadie sabes que detrás de esto hay un trabajo enorme, un poder principal y plena conciencia de cómo trabajar como un artesano el arte del amor.

Estamos esforzándonos en el mar de la existencia plena, en esas aguas de color transparente azulado con el reflejo rosa anaranjado del cielo que crea ese color pomelo que tanto nos gusta, nos topamos más de lo que pensamos con las olas y sus aguas bravas, como nosotros a veces. Que parecen indomables.

Estamos aprendiendo, yo de tu mar y tu del mío, tú tan del Mediterráneo con esa calma en el alma que tanto trabajo has empleado en conocer hasta el más recóndito lugar de ellas. Y yo, tan del Atlántico, casi siempre con frío sin saber surfear aún las aguas agitadas y esas olas que me tiran de la tabla cuando menos me lo espero.

Tú mi calma en esos días de vientos áridos y frialdad en el alma, tú con tus canciones y ese Malibú con piña que ni siquiera habíamos probado, y tal vez no nos gustara, pero es que nos vemos tan bonitos, que si me quitaran todo y solo me dejaran a tu lado, firmaría por la vida. Y me quedaría sin duda sin nada, más que donde se juntan esos dos mares.

Sin pensar si pueden mezclarse, si se generarían esas corrientes tan desastrosas que puedes acabar con todo.

Siendo una transformación tan impensable por haber rellenado los huequitos que nos faltaban antes.

Ningún dios lo entendería, ni los míos ni los tuyos, que se han convertido también en los míos a pesar de las pocas creencias.
Cada vez que luchas conmigo por que siga siendo tan libre como me merezco y cada vez que pienso todo lo que me encanta tu insistencia por que mejoremos juntos.

Tú te mereces todo y ese todo tendremos.

Siendo tan exigentes con nosotros mismos que a veces nos convertimos en algo pesado, que en nuestro mundo es ser excelente, igual que ser diferentes a lo que la normalidad asume.

Creas en lo que creas, pienses en lo que pienses siempre llegamos a un oasis común que es una mezcla de los dos siendo uno solo.

De esa sonrisa por la mañana cuando te digo que te quiero, y ese no te suelto hasta que sonrias cuando yo no lo hago.

Y mi infinito «porqué» ante todo, y tu respuesta sin decir nada que para mí se resume en esto.


«Por qué me gusta de ti cuándo estás tranquila en mi pecho y se te calman las ansias y desaparece la sensación de nervios con la que vivía tu cabeza casi siempre. Y me gusta más cuando eres un torbellino y no puedo ni agarrarte de lo rápido que te mueves, esa cabecita creando continuamente».


Como tú. Un mundo maravilloso solo para nosotros y poder decirte tantas veces que te quiero y tantas veces GRACIAS por esto.

Por enamorarte de todos mis menos y mis subceptibilidades, cuando ni yo misma pensé que podría entenderlos nunca.

Por arriesgarte cada día cuando ya tienes todo solucionado, solo por nosotros.

Por no perder jamás la esperanza y demostrar sin ni una sola palabra, aún teniendo las más bonitas reflexiones que haya escuchado nunca.

Te elegiré siempre como mi mayor prioridad y mi mayor fuerza y suerte.

Gracias.

Galletitas de la suerte

De los miles de temas que quiero escribir, de son todos aquellos pensamientos que siento y quiero contarte, escribo 100… de los cuales publico entre uno y diez de todos ellos.

Puede que no esté segura de sí elijo bien o mal al decidir cuáles de ellos ven la luz y cuáles quedan en mi más íntimo olvido. Supongo que esto es como el filtro que ponemos al hablar o que tan pocas veces pongo yo cuando lo hago.
De los miles de pensamientos que todos los días pasan por todas nuestras cabezas y por no volvernos locos, filtramos lo más posible, seleccionando solo lo que nosotros mismos pensamos que queremos quedarnos.
Y sin ser nada fácil es un hábito de los más constantes a lo largo de toda la vida. Tan diario que no dejamos de hacerlo ni un solo instante del día.
Si bien es una tarea tan ardua y tan agotadora que quizá es mucho más sencillo dejarnos ser esos locos.
Que muchos nos dirán que porqué seguimos intentando mantener esa cordura o esa demasiada educación, llegando a llamarnos demasiado cívicos o demasiado cordiales. Pareciendo mucho más felices dejándolo todo pasar por alto.

El caso es que yo ahora puedo contarte otro camino. Al que yo siempre me he negado. Un camino en el que se han juntado tantas vertientes que se está transformando en la vía por la que quiero andar hasta morirme. Y no es que sea más fácil, solo es más bonita y yo me siento por primera vez como si nada me faltara.

Y te hablo de un lugar en el que puedes sentir todos los males que escondes desde siempre y soltarlos como si quisieras liberar el demonio que traen consigo.

Al principio sigues sintiendo ese miedo tan común, esa desconfianza o casi desistir del mundo que nos parecía tan hostil, y sobre todo, ese miedo a quedarte sola, tan difícil de reconocer.


Puedo asegurarte que como yo, puedes encontrar ese rincón del mundo en el que te duermas sin un ápice de ese estado de alerta, sin preocuparte por nada, en el que si descanses de verdad. Ese en el que los agobios de ésta era tan avanzada y tan poco práctica en realidad van a ser escuchados.

Para mí toda esta vía nueva es solo una persona, mi lugar favorito del mundo, el corazón más bonito que haya podido conocer en toda la vida, o para que me entiendas mejor, con el que he podido ser lo más yo que he deseado.


Se que es difícil de creer, por qué para mí hace unos meses también lo sería, y ahora puedo defender ese amor puro del que tan poca gente se atreve a hablarnos, puedes seguir leyendo si quieres saber por qué digo estas cosas, dirás locas y tan inauditas.

Decisión es la palabra, ni yo sé muy bien por qué, quizá ha conseguido ver también debajo de todas esas capas que me pongo, la esencia que llevo conmigo y que tan pocas veces muestro. Se ha parado a pensar en mi igual o más de lo que lo hace en él. Ha decidido emplear parte de su tiempo en reflexionar sobre lo que pasa por mi cabecita y sobre todo ha empleado ese tiempo en entenderme o al menos intentarlo. Y luego ha venido a contármelo, con una sonrisa y sin ni un mínimo indicio de quitarme algo de razón, aún que no la tenga. Por qué es lo que yo siento, y sea peor o mejor de lo que ambos deseamos ahí está.

Y sólo de esa manera que tú lo haces es posible que mi calma eterna llegue, y es posible que ya haya llegado y aún yo no esté acostumbrada.

Pero falta poco.


Y es que el amor es tan sencillo como eso, resistencia y construir con fortaleza.

Tú, artesano y yo poeta empedernida, que se negaba a ser romántica.


Y ahora no puedo negarme a eso, son momentos como abrir mi primera galletita de la suerte y que ésta me diga que los placeres más sencillos son los mejores.
Todo este texto se transforma en eso, el placer más grande del mundo, tus ojos, que me miran aún cuando mi cara es un puto cuadro, que ni yo sabría decirte que es lo que expresa. Por tanto que pienso y por tanto que no se explicar tan claramente como quisiera. Y tú sin el mínimo ápice de rendirte nunca, has decidido ser mi paz en esta guerra interna tan eterna de la que en todos mis textos he hablado.

Y aun que sea un coñazo leer tantos párrafos, siento que me quedo corta siempre que escribo sobre nosotros y paro solo por qué puede que se te haga demasiado largo.

Solo una cosa más y la más importante, el te quiero que ahora puedo decirte no es sólo un te quiero, ni solo mirarnos a los ojos y saber absolutamente todo del otro, sino la mayor emoción que haya sentido nunca. El llorar cuando noto ese amor que nunca jamás pensé que tendría, cuando siento mucho más de lo que pensaba que me merecía. Es tal emoción como poder ver o tocar con tus manos algo de la naturaleza que jamás has visto, el descubrir algo nuevo desde los ojos de un niño. En realidad no puedo compararlo con nada por que es algo que siento tan único y tan sincero que te mentiría si lo comparara.

Solo puedo decir que he recuperado la fé en el mundo, la paz interna aún que mis terremotos a veces digan lo contrario y que siento que ya nunca más voy a sentirme sola.

He recuperado la esperanza y en muy poco tiempo, cuando todo cicatrice del todo conciliaré mi paz con el mundo entero y la sonrisa que tanto te gusta estará siempre contigo.

Ya casi lo hemos conseguido. Un te cuido, siempre.

Y gracias.

Perspectivas

Solo puedo hablar de mis etapas de la vida y solo desde mis ojos o mis experiencias. Desde la introspección y el análisis de lo que para mí con mis casi 30 años puede ser el significado de sobrevivir en un mundo en el que quizá he educado desde una vista habitual demasiado hostil.


A través de este trabajo personal continuo, con la aceptación de que no tiene un fin concreto ni querer buscarlo, espero solo crecer y plasmar parte de este manual propio de supervivencia y los objetivos realmente importantes.
Hablo de objetivos fundamentales que siento que son necesarios de analizar y de comprender para poder fundar un plan de vida concreto al menos en lo que se refiere a la plenitud máxima a la que estemos dispuestos a llegar.
Adaptarse a los cambios, satisfacer y favorecer un crecimiento de evolución y maduración es algo primordial que nos va a llevar a que se maximicen las posibilidades.

Eso es ser funcional, potenciando ese avance al camino de plenitud. Puede parecerte esotérico, por qué estamos demasiado acostumbrados a dificultar o evitar la adaptación, siendo disfuncionales para ese crecimiento.


«Autosabotaje» Que puede llegar a impedir que lleguemos a esos objetivos tan importantes como es la calma o tranquilidad que tanto todos deseamos.

Captar y saber leer las sensaciones y poder evaluarlas, parece algo demasiado teórico pero es necesario, siendo capaz de favorecer la adaptación o evolución, de manera que facilite nuestro comportamiento y conducta interna para este objetivo no tan sencillo como puede parecer.

Es necesario llegar a conocer cuáles son los patrones dominantes y como nos afectan. Las pautas que seguimos o lo mal acostumbrados que estamos a pensar que tenemos la razón sin ni siquiera analizarla.

Saber priorizar en cada momento si el objetivo fundamental es sobrevivir, adaptarse o evolucionar. Pudiendo dar la importancia y gasto de energía que merecemos en cada ocasión.


Haciendo una unión del esfuerzo y análisis introspectivo para esto y no rivalizando internamente. Esta rivalidad sería un auto hackeo, sin pruebas validas ninguna, solo con la mala percepción, no es algo que sucede sin más. Percibimos antes lo malo, el miedo, la insatisfacción por naturaleza, por supervivencia. En realidad estoy segura que la percepción es un suceso creativo en el que combinamos la información que recibimos con las experiencias previas y la interpretación que hacemos de lo que nos sucede.
Y esto depende de la perspectiva con la que lo miramos.


No se ve un paisaje igual desde la cima de la montaña que desde abajo. Sin haberse planteado siquiera subir para mirar desde allí.

La perspectiva dominante es con la que empatizamos inconscientemente, es con la que hemos educado nuestra conducta de actuación más habitual.

No es tan fácil como parece en este texto, pero se igual que tú qué si intentáramos integrar el hecho de ampliar la visión de lo que percibimos desde todas las perspectivas posibles, podemos llegar a la auto realización y entender ese enfrentamiento interno que tanto nos limita.

Puedo explicarte este enfrentamiento desde mi punto de vista más común y es tal que, para ocultar nuestras propias inconsistencias construimos defensas internas, encontramos justificaciones para no tener que hacer frente a las propias contradicciones y esto evita que comprendamos nuestros propios recursos para afrontar las adversidades.
Y cierto es que solo podemos valorar la paz si conocemos la guerra.


Podríamos decir que ponemos límites a nuestra propia naturaleza que realmente es ilimitada, por qué ni conocemos realmente que es la paz ni conocemos todas las guerras.
Nos acabamos acomodando a la propia incomodidad por que llegamos a pensar que es el mejor mundo posible. Sin darnos cuenta de verdad que podemos tener más control sobre nosotros mismos, más poder, más reconocimiento personal de lo que nos damos.

Asociando demasiado el mundo del bienestar con el «tener», en vez de ver la perfección de eso que ya somos, asociando la felicidad al «ser». Siendo solo el amor y la armonía los que lo consigan y no el miedo y las frustraciones que tan integradas tenemos.

Se necesita una combinación entre estas percepciones, para movernos por la vida de una manera más eficiente y práctica sin buscar el alejamiento del mundo.

Como conclusión en un texto demasiado «trallero» quizá, digo que trabajemos la inspiración y las perspectivas para convertirlas en practicidad para alcanzar el objetivo fundamental de la plenitud.

Perspectiva positiva de la vida y amor, mucho amor.

En forma

La mente y sus malas pasadas.

Las experiencias de lo que va de vida puede que tengan que ver con esto, son las consecuencias de todo lo que hemos pasado, de lo que hemos sufrido y tanto nos cuesta reconocer. Y sí, asusta y no pasa nada. Por que como bien sabéis la lucha interna constante, no es otra cosa que eso, constante y para siempre. Y hay que aceptarlo para poder vivir bien con ello.

Pero he de decir que con el tiempo todo se ve más claro y cada vez es más sencillo. El aprendizaje, el corregirse, el mejorarse, el seguir luchando siempre por uno mismo y por solventar todas esas carencias que todos tenemos, los miedos, que a pesar de que contigo me olvido de todos ellos, se que algún resquicio sigue quedando. Y no es malo, sino el sello de que algo es importante para nosotros.

Tenemos claro que las dudas son parte de este juego, como os digo siempre, no rendirse y seguir queriendo ser mejores en cada acto que hacemos. Las buenas acciones traen buenas acciones y viceversa.

Me sigue costando, como a todos, el esfuerzo es clave para esto, la actitud, primordial y educar los pensamientos nos lleva a esa mejora infinita en nuestra inteligencia emocional y si del amor se trata, más.
Es la vida y sus golpes. Pero sigue sin importar demasiado, si en vez de golpes vemos escalones de subida.
Reconozco que tengo un lugar ahora donde sí puedo mostrar los miedos y no son mal recibidos.

Expresarnos, al menos, sin miedo a que te vayas. Eso lo tengo claro.

La costumbre a desconfiar es un enemigo interno que no se acaba de ir por completo y eso es lo que hay que saber reconocer y calmarlo.

Aún a sabiendas de que ya no estamos solos, debemos cuidar el corazón de nosotros mismos, nuestro peor enemigo, la vuelta a las sensaciones malas, no dejar que nos atrapen esos malos recuerdos que aún guardamos en mente cuando menos lo esperamos.
Por qué no todo es lo mismo, aún que aún el subconsciente no lo sepa, lo seguimos educando a acostumbrarse ahora al que sí es bonito, al que si se puede, al que Él es diferente.

Las consecuencias de la mente maravillosa, el analizar y los nudos en la garganta, las veces que hemos perdido y las veces que hemos ganado por qué se vayan los que ya no están con nosotros. Aprendizaje de la vida, muy muy necesario para valorar lo que ahora sí tenemos.

Y creer en el «ésta vez va a ser diferente» por qué nos estamos ayudando y nos estamos preocupando por qué al otro esas heridas le sanen. Cuidándonos, en un apoyo constante que con sólo oír tu voz me calma cualquier cosa. Con tocarte basta.

Y yo, gracias, aún que no haga falta. Por qué es el querer quedarse aún que éstas cosas nos sigan pasando. Es el no cansarse de que nos preguntemos cosas. Es poder tener la suficiente cercanía y complicidad como para saber que el otro necesita ser escuchado, como tú lo haces y luego un abrazo con esa respiración tan profunda y tan llena de calma.
Es saber que tu también tienes esos miedos. Es el quiero estar cuando me necesites, es el quiero que sanes y el quiero ayudarte.

El yo te apoyo, cuenta conmigo. Tu puedes.

Es decirte que tengo que olvidarme de lo de los amores de mierda y que me digas que no tengo por qué olvidarlo. Sino ver que ahora es diferente y educar la mente a esta sensación tan nueva y maravillosa a la que no estás acostumbrada. A poder confiar en que ahora no van hacerte daño. No vamos a irnos a ninguna parte sin el otro.

Aún que siga llevando su tiempo. Sabemos que los ojos que ahora nos miran lo hacen por qué quieren mirarnos. A plena conciencia, con actos, viniendo y demostrando que se quedan.

Y lo que en otras ocasiones fueron mentiras ahora no lo son, ahora son verdades, que tenemos que acostumbrar a creernos ciegamente por estar demasiado acostumbrados a que nos fallen.

No es fácil, pero podemos. Por qué queremos creerlo y yo también quiero quedarme.

Sin ser del todo tan solo mía, sin ya querer serlo. Estamos en eso, descubriendo esta nueva perspectiva de sí creerse, de sí saber que las veces que nos quedamos es por que de verdad queremos hacerlo. Que a ti también te han hecho daño y sabes lo que duele. Que no vamos ha dejar que duela donde un día nos dolieron. Que eso es lo más importante, querer sentirnos seguros y querer que tú lo sientas, como mi mayor objetivo.

Que lo estamos eligiendo de por vida, el ayudar a curarnos.
El quiero estar cuando me necesites, el quiero que te salves sola estando conmigo. Y hacerte creer en ese amor verdadero en el que nunca has creído.

Aún que te sientas pesada, aún que sientas que me agobias, aún que necesites escribirlo. Me has dicho que vas ha quedarte aún que te diga que necesito estar sola y eso me ha cautivado por completo. Ahora si puedo creerlo.
Ahora premia la comprensión y la aceptación de los defectos, que seguro que son muchos en ambos. Y principalmente por eso quiero quedarme. Por qué podemos hablar las cosas, por qué me siento arropada y me siento sanando como jamás pensé que lo haría. La piel de las heridas ya no es tan blandita.

Está cicatrizando, dejando la piel bonita y brillante cada vez que me arropas en tus brazos.

Aún que no haga falta, de nuevo gracias. Gracias a esta sinceridad tengo el corazón más en forma que nunca y puedo decir que te quiero.

A boli


En días de esos complicados, que nos costaban tanto a veces, parecía que con estar nublado ya el día no iba a ser bonito, o en esos demasiado sensibles cuándo no era capaz ni de disfrutar de música tranquila, por tener las emociones demasiado a flor de piel, la subceptibilidad a la que salta o estar demasiado sumergida en toda esa retahíla de dudas que a veces nos invaden la cabeza.
Sin embargo ahora, a sabiendas de que en cuanto me preguntes cómo estoy voy a romper a llorar como la niña que aún a veces pienso que no soy, con los ojitos llenos de vergüenza por ni siquiera saber controlarlo, ahí estás tú, recorriendo mis mejillas, recordándome que cierre las ventanas, cuidando mi emoción como si fuera la tuya. Como si yo fuera lo más preciado o delicado del mundo. Como si contemplarnos tuviera mucho más valor que cualquier otro hecho.

Y es que pasamos a la siguiente página de esta historia, como si nada, sin que me acuerde si quiera de que hoy he dormido sin ti, sin ese tacto suave, el olor a verano en tus sábanas o una de tus camisetas por pijama.
Sin tener demasiada paciencia ni dejar pasar demasiadas horas sin vernos, hemos vuelto a juntarnos como si fuéramos uno, sin tiempo a penas por la mañana, con un café antes de currar y un ratito en el sofá que para cualquier otros hubiera sido tan efímero que no habría valido la pena.

Y es que para nosotros sentirnos cerca es la gloria más bendita de las glorias existentes, impregnando la vida de detalles, que es lo que mejor se te da, un boli y un corazón en el brazo para que no me olvide ni un solo segundo que estás a mi lado donde quiera que estemos.
Es ese no querer irme de tu lado aún que me tenga que ir, y ese volver siempre con solo la ilusión de ver tu sonrisa.
Es cada vez que nos dormimos sin querer y te encuentro mirándome, o ese «te acompaño» por qué no quiero que vuelvas sola o el «súbete porfa que hace frío» por la noche.

Es todo ese tiempo que llevo pidiendo al cosmos ese «más te cuido que te quieros» y ahora tengo las dos cosas.

Todas esas veces que he planeado mi futuro sola y de pura coña tú lo quieres conmigo, tu plan perfecto ha resultado ser el mismo que el mío, sin cambiar ninguna estrategia.
Como caído del cielo y es que puedo decir que me juego el cuello a que esto es lo que llaman destino, sin ni siquiera saber si de verdad está escrito. Por qué estamos escribiéndolo nosotros.

Como el capítulo de una cena improvisada con una cerveza a medias, siendo el plan más sencillos del mundo, para nosotros se convierta en la más sincera de las conversaciones posibles. Abriendo no solo el corazón sino el alma, volviéndonos a tirar a la piscina con los sentimientos en la mano y que Dios si quiere nos salve.
Algo de manía va a cogernos, siendo dos seres tan sumamente felices siendo tan simples.
Igual no le cuadra.

Ese conmigo si puedes y ese juntos no necesitamos la suerte.

Suerte la mía de no tener opción más válidas que nuestra apuesta juntos. Un «All In» sin ni una sola duda posible. Sin dejar ni un solo resquicio del pasado que pueda con esto ni una sola opción futura si conyeva que me aleje de esos ojos.
No existe la retirada ni el rendirse, solo la lucha y la fuerza constantes de las ganas tan tremendas que tenemos.
De poder decirte que hoy quiero más besos, aun que me hayas dado millones. De querer que me recuerdes todo lo que nos gustamos aún que esté más que cerciorado en la teoría y la práctica, como si de un estudio científico del MIT se tratara. Y es que siento una admiración absoluta por la coerencia y la lógica de tu mente maravillosa, tan bonita y tan grande como mi lugar ahora más favorito del mundo.

Mi hogar que quiero hacer infinito, el «tú y solo tú» más sincero del mundo. Y soñar y escribir tan profundo como cuando me duermo en tu pecho.
Ahora, tranquila, sin prisa, sin ese dolor que asustaba tanto y seguíamos aguantando. Se ha ido y tú te has quedado.

Solo puedo dar las gracias por qué me haya cambiado la perspectiva total de la vida y por ahora poder escribir textos bonitos, sin forzarnos nada, por hacer que me sienta tan única como el Salvator Mundi de Da Vinci, con la gran diferencia de que esto que somos juntos no se paga ni con todos los millones del mundo.

Ya no necesitamos ni que el sol salga a saludar por las mañanas, por qué esa luz somos nosotros.


Ni los dioses del Olimpo

Conectar desde el corazón no es fácil, ni siquiera puede preverse, ni explicarse a penas.

Una sintonía inexplicable como si magia fuera, tan difícil de entender como cuando un hombre pudo apreciar el magnetismo de los imanes, o la primera vez que alguien vio un rayo caer sobre la tierra. Sin tener ni p… idea de que se trataba.


Definitivamente hemos encontrado algo tan nuevo y tan único como cualquiera de esas primeras veces históricas. Un lugar en el que los detalles sí cuentan y marcan tal diferencia que seguimos así de asombrados.


En el que cuando las cosas se tuercen nos recordamos lo que de verdad importa y buscamos esa otra ruta saliéndose de la trayectoria prevista. Sin buscarle las vueltas, sin darle esa importancia, por qué ya no nos molesta lo que pase. Los imprevistos se han convertido en nuevos planes, en cenas un viernes noche con el que no contábamos.


Hemos decidido quedarnos, en este lugar que es un -nosotros juntos-. Entre todos esos millones de opciones tan variables. La nuestra es una excepción que confirma todas las reglas del juego en una realidad tan inexacta.


Estamos descubriendo juntos todos esos rincones de nosotros mismos que no conocíamos o no nos atrevemos a reconocer con nadie. Sincerándonos como nunca lo habíamos hecho y sintiendo como jamás nos habíamos pensado que podíamos sentir.


Ser de ser, de ser de verdad. De perder la noción del tiempo, la noción de todo lo externo, todo lo que no sea juntar la frente y poder ver los pensamientos del otro sin decirnos nada y un sí, siempre, sin dudarlo.


Seguimos eligiendo las tierras porque el camino es demasiado largo, pero no hay prisa. Incluso mejor que todo tarde un poco en llegarnos, más tiempo viviendo este objetivo que no es otro más que el camino juntos. Diseñando el reino y los planes de fuga, armados hasta la médula, por si acaso. Protegiendo nuestras vidas y guardando nuestras fotos bajo esos números que solo tú conoces. Sabiendo que puedes con todo. Sabiendo que contigo todo es seguro.


Jamás había conocido nada parecido a la paz absoluta que se siente durmiendo en tu ombligo, con la cara que sea, con los pelos de loca continuamente y esos ojos verdes que cuando me miran son negros por qué son todo pupilas. Y tú, un puro animal salvaje que me envuelve como si en ello le fuera la vida. Con esa sensación de no querer soltarme nunca.


Esa fuerza sobrenatural cuándo juntamos dos seres en uno, sin prisa ninguna, volviendo a perder la noción del tiempo.


Despejando tales enigmas internos que no entendíamos antes y nublaban lo que ahora estamos siendo, que parecen tan difíciles y tan raros al mismo tiempo que hasta a nosotros nos sorprende superarlos, una variable tan constante como una sucesión de términos matemáticos que ni siquiera entendemos. Y lo mejor que no importa, por que, sin entenderlo, entendemos todo, vuelvo a decir, solo con mirarnos.


He firmado con el cosmos quedarme en tus brazos y ya no me importa nada porque tengo claro que no vas a marcharte, y si lo haces, va a ser un “irnos juntos”.


Ya no concibo la vida de antes. Y digo a todos los dioses que no son nada a nuestro lado, que nos castiguen si es pecado lo que hacemos, si no lo entiende nadie. Que nos destierren y nos dejen sin nada, que se mueran de ver tanto cariño o de los besos que nos damos.


Como si de empapar los océanos se tratara, entre sábanas risas y calma.


Ni el mismísimo monte Olimpo se parece a estos cimientos tan robustos, ni la luz que iluminaba a la gran Atenea en esas guerras que hacía librar a los hombres más bravos, puede parecerse a la fuerza que emanamos cuando estamos juntos.


Ni siquiera es Eros el responsable, por qué nos hemos salido de absolutos todos los dogmas, desde las más antiguas veneradas leyendas hasta las moderneces de no poder decirnos te quiero, o voy a cuidarte y buscarte, aunque dependa mi vida de ello.


No necesito demostrarlo, porque tú me has demostrado que no necesitas que te convenza de nada.

Y sí, te quiero. Como nunca lo he hecho antes.

Probabilidades

Todos sabemos lo que es que la vida nos duela, que el corazón se rompa. Confiar y que te traicionen, o traicionarnos a nosotros mismos por ser demasiado ilusos o demasiado buenos. Cuando el miedo te invade por dentro y al final te acostumbras a no esperar nada de nadie. El cansancio de esa búsqueda que sin querer todos acabamos buscando. Resistir a los golpes, asumir los miedos, acostumbrarse y saber lo que cuesta reconocerlos. Todo lo que aguantamos.

Me canse hace mucho y puede que casi me rindiera. La esperanza ya no estaba o al menos no me dejaba volver a creer en ella.

Esto tenía su lado bueno, descubrí muy poco a poco que podía entenderlo, que podía cuidarme y curarme. Valorar cada detalle que tenía conmigo misma, entender lo que realmente importaba, sobre todo aprender a diferenciar lo que no quería en la vida y nunca conformarme si algo por dentro me decía que era más lo que me merecía.

No paraba de recordarme que cuesta mucho trabajo, amarse tanto, aprender a cuidarse, a valorarse, irme de tantos lugares, de tantas veces intentarlo, con la esperanza de que algo increíble llegaría, teniendo cero de certeza en esa clase de posibilidades. Me iba. Con un miedo absoluto a no encontrarte.

Pensé tantísimas veces que mis sueños eran demasiado grandes, que ya a estas alturas conocía el máximo de muchos aspectos de lo que me pensaba que era la vida. Que no podía soñar tan alto.

Y aun así seguía, sola, pero seguía. Como tú, probando, sin rendirnos.



Después de tanto esfuerzo y casi un tercio de camino recorrido, la vida de antes no me parece nada. Minucias todo lo que haya sentido, sin desprecio de nada y sin ese dolor que ahora se ha ido, se me ha olvidado por completo, no me acuerdo ni de como se sentía.

Un canto en los dientes a todos mis prejuicios si del sentir se trata. Ahora entiendo todo lo que antes no entendía y creo en todo eso en lo que había perdido la esperanza.

Es difícil encontrar las palabras para describir el ya no tener miedo. Sentirte indestructible puede que no sea muy creíble tampoco. Te lo aseguro, hasta a mí me cuesta creer como nos sentimos.

Pero he podido contarte mis miedos sin ni una sola duda a poder perderte. He comprendido la esencia más pura de la vida solo con respirar tu aire. Todo lo cotidiano que podía aburrirnos a veces se ha vuelto lo más especial del mundo.

Tocar un cuerpo ya no es solo tocarse, ni siquiera mirarse a los ojos es tan solo mirarse, se ha transformado en poder ver un alma pura con un corazón gigante.

Suena demasiado grande probablemente, por que suena inimaginable que algo así pueda sucedernos.

Estoy cerciorando a cada minuto que pasa que me equivocaba. Que sí existe todo eso con lo que he soñado y pensé que mi mente se inventaba. Que siempre pensé que algo pasaría, que no sería el momento indicado, que por algún motivo no llegarías.

Me equivocaba, repito, por completo. Tantas veces que me pensé que esto no existía.

No dejaré de reconocerlo nunca, estaba muy muy equivocada y muy muy asustada de que los miedos dominaran y llegaran a cumplirse.

Pensábamos que no llegaríamos a esto, y aquí estamos. Juntos ante el mundo y nos parece tan pequeño, como antes nos parecía la probabilidad de encontrarnos, un 0,0000…infinito 1, de probabilidades.

Y ha pasado. Y solo puedo decir que esto es como dar con los billetes en la cara a todos aquellos que pensaron que no lo conseguiríamos, que soñábamos demasiado. Que nos rendiríamos.

Mi único sueño ahora es que sigas creciendo, pero conmigo. El mundo ya no importa, sin hacer nada lo hemos hecho nuestro y haremos nuestro castillo en las tierras que más nos gusten.

Las líneas de los limites que estaban tan bien marcadas, han desparecido. Y ahora hay un campo abierto sin nada de eso de lo que antes pensábamos.

No necesito borrar el pasado para quedarme en el presente ni necesito planear el futuro para que el presente tenga sentido.

Lo tengo más claro que los valores que tanto defiendo. La lucha interna se ha calmado. Ya no quiero guerras sucias ni apariencias divinas a la que tantos vivís acostumbrados.

Ahora estamos juntos y si por algún casual alguien se plantea la lucha, ten en cuenta que ahora no es solo conmigo.

Y fíjate que no puedo plantearme perder contra nada.

Nosotros ya hemos ganado, cualquier lucha y mil años de vida.

Fractales


He mirado a la luna y me ha dado el «Sierra India» sin dudar un segundo. Por qué ha visto la sonrisa que ahora gasto todo el rato, sin miedo a que se acabe.

Se ha quedado tranquila, por qué sabe que ya no camino sola, que ya no tengo que andar sujeta a la línea de vida para no caerme. Que ahora tengo la fuerza de ese dos en uno del que tanto os he hablado.

Nos ha visto recorrer un montón de pueblos en dos días y ha dado el sí rotundo por qué confía en como nos hemos mirado.

Sin ninguna regla del juego más que aprenderse los códigos y tener la pulsera localizada.

Ha tirado la suerte al resto del mundo por qué a nosotros ya no nos hace falta.

Ahora puedo llamar casa a cualquier lugar si estamos juntos, un desear estar contigo igual de infinito que los fractales más complejos del mundo.

Me quedo en ese sexto, séptimo y octavo sentido que he descubierto si te oigo respirar a mi lado y puedo sentir como me tocan tus labios y me besan tus manos.

Ahora podéis venir a por nosotros, atacarnos por cualquiera de los flancos. Estamos preparados aún que pueda pareceros que no vamos bien armados.

Tenemos una luz especial que es tan potente que se pueden fundir todas las putas farolas, un punto guía en el mapa si me pierdo y una señal de emergencia siempre localizada.

Conocemos cada movimiento solo con mirarnos, como si pudieras meterte en mi mente y ordenarlos.

Improvisando como siempre, con la jodida plenitud de sentirnos enteros solos y aún así querer no dejar de mirarnos. Aprenderemos a rezar aún que no haga falta, por qué esto solo puede tratarse de un don divino, o una sobrenatural gracia. Y gracias doy cada día que pasa.


Fuerte me siento y mucho más si me acompañas.

Me gustaría veros saltando de tan alto como nosotros, sin ninguna garantía de llegar vivos abajo.

Me río si de sobrevivir se trata, mientras sea a tu lado.

De cabeza

Después de volver a vivir alguna de esas cosas feas de la vida. Después de asumir, seguimos. Creciendo. Solo escupiendo las penas, hojas y hojas y hojas de buena m….! Otra vez.

Decepcionada, cuándo nosotros siempre estamos bien.

Y sin más, porque sí, decidimos ir a ese lugar que todo es más fácil, me he cruzado con un montón de ellos y no ha valido para nada. Y tú estás ahí entre todos jugando a ver si descubres algo nuevo.

Sin querer medias naranjas. No sé si es solo una vez en la vida. Un corazón que va, y te vuelve. Con un buchito de esperanza.

Un montón de detalles de la nada. Y la vida sonriendo, creo que es por que el sol sale y se recarga como nosotros.

He contado los minutos para verte desde la primera vez que te fuiste. Sin ni siquiera pensar que sería una opción quedarnos.

No me importa el tiempo, ni lo de antes y apenas lo de ahora, me he aislado en tres días que quiero que sean eternos y se me ha olvidado el resto del mundo.

Pero es un aislamiento raro, como si llevara toda la vida preparándome para esto. Esperando el momento con las botas ya puestas, bien atadas y la mochila puesta, armada hasta las trancas, sin miedo de morir en el intento. Igualito.

Sorprendentemente no te parece raro.

No sé si las pupilas se me dilatan cuándo me miras, porque no me veo, pero sí sé que el corazón se me acelera si me cuentas tu vida, un café, un zumo de frutos rojos, el sol en la cara y una emoción que no se compara con lo que normalmente es la vida.

Me ha cogido la mano con toda la delicadeza del mundo y me la ha dado la vuelta, para que vea ese tatuaje en mi brazo que pone “calma” y no solo me he calmado, me ha conquistado (y follado) el corazón y la cabeza, con toda esa ternura. Con esos ojos que me hablan y una sonrisa que daba por perdida.

Y ahora en vez de decepciones, podemos llamarlo “casa” y volver a ser “huevito”, sabiendo que queremos cuidarlo y no hacernos daño. Aunque os parezca raro, no tenéis que entenderlo vosotros.

Es suerte, en este mundo de gente común encontrar algo extraordinario. De eso de sin juzgar y de eso de ser libre contigo.

Un saber ser de los de verdad.

Gracias, gracias, gracias.

 

 

Al detalle

Me lanzo de cabeza, desde bien pequeña he sabido lo poco egoísta y lo muy detallista que he salido.


Me acuerdo cuando tenía 8 añitos que hacía mis manualidades y las envolvía para regalo, sentaba a mi familia en una silla a cada uno y les daba mis super regalos. Estoy casi segura que me hacía más ilusión a mí que a ellas, pero no importa eso ahora, igual que nunca ha importado. Esas sonrisas solo por qué yo me moría de la ilusión y esos abrazos de mamá que tanto me siguen gustando.


Bueno y ahora, con casi los 30, sigo siendo igualita, solo que ahora las manualidades se han transformado en otras cosas. Y son menos frecuentes esos momentos. Si las hacemos nosotros parece que van con más ilusión y se notan más las ganas. Pero la vida y el tiempo a veces no dan para tanto como antes.

– Sigue recordando cada instante que esto es solo si te nace. La sinceridad con uno mismo es un principio básico. –

Ahora en el día a día, damos cosas más cotidianas. Como esos abrazos de 8 segundos de los que tanto me gusta hablaros, ese preguntarte qué necesitas o llevarte unas chocolatinas al trabajo.

Con la misma ilusión.


Y esto quiere decir, partiendo de la clave de casi todo, la Reciprocidad, que todas las veces que recibo esos detalles que haces consciente y de corazón, que te nacen para mí. Siento eso que quisiera que sintieras tú, cuando yo lo hago por ti. Imagínate como me siento. La palabra adecuada es, exultante.
Mucho mejor que mucho y mucho más que más.


Parece mentira Eva, que la esencia de las cosas siga siendo para ti, lo más importante.

Bueno vale! Ahora observa, si tu mente piensa en algo en concreto, de primeras.

Igual lo tienes cerca o igual tienes algo más que seguir buscando. Cuándo tengas dudas, de lo que sea, tira una moneda al aire, y sabrás que respuesta quieres ahora, cuando tiras la moneda y tienes claro que cara quieres que salga. Sin ninguna duda.


Merece la pena el «arriesgarse» del que tanto os he hablado.


Y si entre todas las personas del mundo, o las pocas que conocemos de verdad, hay una que te toca más el corazón y te pone nervioso, y sigue ahí dando vueltas en tu cabeza, con un montón de kilómetros encima.


Con las ganas bien puestas y la comprensión por bandera. Me declaro adicta a la ilusión y al gritarle al viento que te quiero, que sigas creciendo y que vueles donde quieras.

Sabes de lo que hablo. Y yo, soy de las de dejar todo e irme contigo, donde sea si el mundo es más bonito. No importará el pasado ni el miedo que tengas.


Deja todo y vente, te invito a un helado en el parque o a saltarte las reglas conmigo.

Enamorada de los enamorados, sonreír así cuando nos pasamos el uno al otro por la vida como los primeros rallitos de sol en la cara del día, ríos que se juntan, las corrientes fuertes y esa esperanza mal fundada.

Me deseo suerte, aún que no la necesitemos. «El tiempo todo lo ordena» y nos da la calma que buscamos.


Así que tengo fé en todo lo que me pasa. Creyendo creer que contigo no tendré que callarme. Que dará igual si es tarde o pronto. Con todo el fundamento de que con esto nos vale.

Sin convencerte de nada, no hace falta demostrarte que el camino más bonito del mundo, en cada etapa, suele ser elegir quedarse.

Ojalá te esté encontrando.

POR ESO

«Cuándo dos ríos se juntan se hace fuerte la corriente»

Lagarto Amarillo – Por eso




La vida pasando y nosotros creyéndonos que no va bien.

Tengo etapas en las que me centro más en lo que me duele el corazón que en esa otra parte que no duele. Y cuándo miro dentro solo pienso en lo que me falta.

Y otras etapas en las que de repente todo va bien, los nervios afloran ante nuevos caminos y la sensación de que todo pasa por que tiene que pasar es la que prevalece. Por que seguimos arriesgando y seguimos diciéndonos a nosotros mismos que no importa ya lo que haya pasado. El tiempo de ahora es un folio nuevo.

Escribe como si la suerte fuera de tu mano, como si pudiera quedarme mirándote 100 horas seguidas y no te pareciera raro.

Si tuviéramos la cualidad de saber elegir, de poder saber antes de conocerte si nos mentiremos alguna vez, eso sería ser cauto. Pero la realidad no es eso, la realidad es que solo podemos ser y ya está, sino, no va a ser real. Ni si lo intentara podría.
Así que confórmate con mi risa descontrolada y los pelos de loca la mayor parte de mi vida. A que un rato hable sin parar y otro me calle, o me ría, o me eche a llorar. No se ni por que ni cuando, pero es probable que todo eso pase.

Y no te preocupes, por que te voy a elegir probablemente por error y no seamos capaces de entendernos.

Pero si con una sola probabilidad entre tantos millones tienes ganas de quedarte mirándome, quédate. Y comparte conmigo eso que tanto esperamos.

Por que eso será poder solar la suerte por que ya nunca más pasaremos frío. Y se nos quitará el miedo y habremos encontrado una persona con un deseo común.

El amor como sinónimo de sinceridad. Sin capacidad de mentir si de este don se trata.

Ese es mi mayor ideal. Y por ideal, mil ostiazos contra el suelo.

Mil entre millones no es nada! Y una sola probabilidad de encontrarte.

Mientras, todos nosotros pasando por tantas vidas. Espero cada vez más, dejar de quejarme por eso. Por conoceros. Por qué nos hagamos daño.

Cuantas veces me preocupo por lo que me vaya a pasar, por el daño que me vayas ha hacer. Por no saber si va a gustarnos luego. Todas esas cosas que supongo que todos pensamos. Aun que digamos que no.

Y no pensamos que lo bonito de la vida es conocer y debemos poder pensar que dejar ir es bonito también. Por que si no nos vamos no llegamos a otras personas.

Y quizá alguna de esas veces seas tú. Y esa probabilidad se cumpla.

Y si ves que no eres tú y yo no me doy cuenta, haz como ellos y márchate. Sin importar lo que lloremos. Seguiremos conectados si no hacemos daño donde nos dijeron que dolía. Solo nos iremos de los momentos que compartimos antes, y ahora nos miraremos de otra manera.

Y no pasará nada. Por que siempre es mejor que duela que te vayas, a volver a mentirnos.

Dolerá, pero te seguiré queriendo. Y el corazón será todavía más valiente.

Más blandita

Quiero hablar de las palabras, del silencio, de que no os necesito, o puede que sí y demasiado, de que no se olvidaros o de que no puedo hacerlo, quizá no quiero, del rencor y de todas esas cosas que nos llevan a ese orgullo tan basto que rebosa de todos los vasos.

Hay tantas palabras que casi nos matan, alejándonos de todo. Aislando las sensaciones poco a poco. Y digo aislando a conciencia, por que se quedan en un huequito muy dentro del corazón, y es difícil encontrarlas luego. Ya no surgen como antes, necesitan otras cosas. Más cariño, más cuidado, más confianza.

Era más fácil cuando aún no tenías ninguna herida, y es verdad que van curando, pero la piel crece más blandita y más clara. Y solo con rozarla por encima, te invade a la vez que te aísla. Puede que aún te sigas trasladando a ese momento.
Quizá no tanto como esas cicatrices que se ven desde fuera. Pero piensa esto que te digo, con las heridas del alma, por muy tontas que parezcan, si lo recuerdas, vuelves.

Y ahí yo ya no sé nada… piensa tú si quieres…

Las palabras matan dicen, y yo, que los silencios me ahogan. Prefiero morir por escuchar lo que sientes y no estar conforme, a irme sin saber que pensabas.

Prefiero esas palabras que duelen, de frente, mirándome con ese amor con el que un día nos miramos, aún que las palabras sean malas, son aún heridas más leves que morir ahogado en esos silencio.
Si te vas a callar vete, y no vuelvas queriendo explicarte, no hace falta.
Solo hay un precio al ser cobarde y es perder lo que tenías con tantas ganas.

Yo soy de las que te recuerda aún que te vayas, seguramente aún te quiera, por qué no quiero dejar de hacerlo, seguro de otra manera ahora, pero te quiero o al menos al recuerdo.

Sin vosotros puedo, pero me niego a dejar ganar al orgullo y dejar de sonreir cada vez que os pienso, aunque el daño fuera mucho, y el valor que se supone que te mereces se quede por los suelos. El tiempo lo ha curado. Y yo quiero que estés de pie siempre.
Todas esas fotos mentales que guardo de todos esos ratos que hemos vivido y estamos viviendo. Merecen la pena.

Somos de las que perdonan con el tiempo y se acuerdan de los momentos bonitos, por qué hemos educado a la cabeza a dejar fuera los malos recuerdos, esos silencios qe nos ahogaban que ahora ya no admitimos.

Solo comparte conmigo lo que te salga y hablame y calmemos juntos las aguas.

Y si no estás de acuerdo vete tú a las aguas bravas, valiente, que tanto te gustan, y juégatela tú en ese sentido. Y no me líes.
Que ya te has liado tú solito si al principio te parecía la gloria y ahora solo ves otras salidas, aún que duela como el «ya no», dilo, no seas cobarde y vete, voy a guardar ese cariño aún sin estar contigo.

Si quieres algo de mi ven a buscarme, no me dejes a un lado y hagas como si nada, si luego las palabras duelen no importara tanto, no habrá promesas que valgan y ni promesas que sean ni dudas ni deudas.

Me quedaré con los que se atreven, con los que nunca dejan de buscarnos por muy lejos que estemos.

Te regalo ese orgullo y ese ego a ti que quieres seguir «ganando» yo me quedo perdiendo si de esto se trata.

Para mí y para ti claro, aún que si te vas, no quiera que vuelvas.

Pasiones raras

«Desde 1911»

Y se que parece poco creíble de verdad que esto me encante, esto que parece tan «duro» es nuestra vida y nuestros sueños. Porque son infinitas las posibilidades dentro de esta profesión y esta nuestra pasión.

Puedes inventar cosas nuevas que nadie ha visto antes, ser pioneros en algo, reinventar y actualizar todo lo que ya existe, descubrir y enseñar tesoros rescatados de antiguas bodegas, o cubiertos de oro de hace 200 años. Desde descubrir granjas de café de especialidad, hasta formar alumnos que serán grandes profesionales con buenas prácticas y pasión por lo que hacen.


Aplicarse con pasión no es lo mismo que solo aplicarse.


Esto me hace feliz, porque sigo luchando por todo lo que quiero y aunque nos consuma el tiempo a veces es en un oficio que hemos elegido y que me encanta.
No hay un restaurante igual que otro, ni un jefe igual que otro, ni un cliente igual que otro. Como todo en la vida, variedad!
Igual que las emociones, inagotables. Las risas, las personas que conoces, ver cómo se le ilumina la cara a un cliente cuando le cuentas los mil y un detalles de cada cosa que te pregunta u otro que quiere que no te enrrolles más.. darte cuenta que desarrollas unas habilidades de verdad maravillosas, percibir qué tipo de cliente es cada uno, cada servicio es una misión, con un montón de pruebas que superar y a la vez mantener una actitud acordé a cada situación, siempre siempre desde la calma, con el único objetivo es que salgas de la experiencia más feliz de lo que entraste.


Solo quería demostrar que a veces las cosas que más cuestan. Y nunca dejan de costarnos, son las cosas que más nos gustan.
Detalles como que ahora en el restaurante donde trabajo tengo la oportunidad de trabajar con el Ferrari de las cafeteras, la «Modbar de La Marzocco», no voy a entrar en detalles por qué me tiraría aquí tres horas, pero vamos, que es un pepino si de un coche se tratara y estoy enamorada de ella. Y del café.

Y enamorada también de los proyectos tan bonitos como en el que estamos ahora.

«Desde 1911»


Un emplatado y un des-cloche para ocho personas, ocho camareros orgullosos, sonriendo, levantado al mismo compás las campanas de los platos de cobre, la alineación perfecta de los cubiertos antes de empezar un servicio o que la servilleta este perfectamente planchada. Pulir esa maravillosa cafetera o el degüelle de una botella de vino de hace 40años con las tenazas al rojo vivo y la misma emoción cada vez que tiro un café en esas tacitas de porcelana Raynaud, o ser los primeros en trabajar con la primera prensa para pescados, emulsionado en sala a vista del cliente, o flameando carabineros con las llamas prendidas igual que nuestras ganas.
Eso es valor.


Acompañar a cada cliente a sentarse, retirar la silla o incluso hacer una reverencia con amor y respeto agradeciendo sin decir nada que estén ahí, que se dejen cuidar y disfruten del servicio que queremos ofrecerles. Por qué amamos nuestra profesión y cada detalle de este trabajo, aún que penséis que es de los más duros del mundo, que probable lo es, es pura pasión y aprendizaje continuo.


Vocación por servir. Y una sola pregunta al final de cada servicio.
Se han ido contentos? Si es que sí, el trabajo está bien hecho.


No nos dedicaríamos a esto si no amáramos lo que hacemos.

Grises con tonos claros

Sabes esas mañanas en que ves las cosas con tonos raros, que no sabes nada, solo sientes y no sabes muy bien cuál es el tono exacto.


Esa sensación de estar colgada de un hilo en donde quisieras estar pegada con el loctite más fuerte del mundo.
Tener la certeza de que quieren que te quedes.


Y yo tan frágil como esas gotas de lluvia, que parecen tan sólidas, que cae desde tan arriba y bajan a tal velocidad que la ostia contra el suelo es tan destructiva que apenas queda rastro. No quiero tener que prepararme para semejantes ostias.


Débil? Demasiado sentida? La mente es complicada diría yo, y el corazón aún más, por muy seguro de ti que seas. Que lo somos.


No sé si podéis entenderme, o si me explico lo suficientemente claro cuando me cabreo conmigo misma por sentir tanto, por percibir tanto, por emocionarme tanto. Ojalá no sintiera así y fuera capaz de no enredarme en la cabeza. O puede que sea un mal deseo por qué dejaría de valorar todo lo que haces y cuidar todo lo que quiero cuidaros. Pero capaz de mantener los ojitos secos y el corazón con la armadura bien atada, sin un solo hueco perforable.


Pero no, no puedo.


La manera de querer es esta, sentir y expresar lo que sentimos, y me callo mucho más de lo que de verdad quisiera decirte, por qué estoy comprendiendo que no todos vemos igual, más bien pocos miramos, que así no todos lo entienden. Más bien casi nadie expresa de verdad lo que siente.
Y así estamos.


«Escondidos como tritones en lo más fondo del charco»

Gata Cattana



Y que vergüenza que yo tenga tanta manía a ese silencio. Que quiera esas palabras para calmar el corazón y encima quiera que se conviertan en actos.


Que disparate!


Saber con total seguridad que cuando me miras lo haces con los ojos bonitos, la conciencia limpia y tus manos sujetando mi espalda por si me caigo.


«Igual que hay partes del cuerpo que no puede rascar uno mismo. Hay lugares del alma que solo puede acariciar otro»

Rafael Lechowski



Pero no todo es tan fácil, ni todo es tan limpio. Cuesta comprender el tiempo y cuesta comprenderos a vosotros, que a veces parece que no tengáis miedo. Ni dudéis de nada. Ni siquiera que necesitéis nada.

Por qué aguantamos sin decir estas cosas? Por qué debo callarme?
Joder, te diría que no lo sé… pero estaría mintiéndote, por qué la verdad más cruda es ese puto miedo a perderte ahora que parece que te he encontrado.

Ahora que a mí me sale todo solo, que quiero lo que sea mientras estés cerca mio. Que te sientas lo más libre posible estando a mi lado pero sin querernos libres del todo.
Suficiente con saber que no quieres irte.

Un deseo repetitivo, solo un minuto en tu cabeza. Ojalá supiera lo que piensas de la reciprocidad de los actos, más de las emociones que de otra cosa y sepamos leernos mejor de lo que leemos las vías que escalamos.

Que vaya ostias.


Puede que sea parecido a eso, un pegue otro pegue otro pegue… Sin embargo estos «intentos» no se ven tanto por qué son internos y esos pegues son contra nosotros mismos y esa mala cabeza qe nos invade cuando los miedos reinan.
A pelo sin pies de gato y sin magnesio, con el corazón en la mano.


Y se, que aún qué nos hagamos los duros tu también los tienes, o eso espero.

Y joder!! De nuevo, como me cabrea ese ser cobardes que hemos sido algunas veces, y seguimos siendo. Que nos ha impedido decirnos las cosas claras y nos ha llevado a irnos sin ni siquiera intentarlo. No hagas eso.
Por dar demasiado por hecho. Por seguir pensando en que todas las putas piedras son iguales.

Por qué cojones si ya lo entendemos lo seguimos pensando y yo sigo estando cagada de miedo.
Puede que la respuesta más bonita a esto fuera encontrar un pequeño oasis en este mundo hostil de mierda.

Y mira que somos independientes en la vida, que tengo todo yo sola, mi casa, mis libros, los abrazos de los míos, la sonrisa y la mirada alta al frente, estamos preparados por si se van y afrontamos las consecuencias de lo que hacemos. Pero no puedo dejar de admitir que quiero que te quedes conmigo en ese oasis que he creado para nosotros.

Y si, es cierto, a veces me siento vacía y quiero que esa sensación de tranquilidad, esa calma y ese sosiego, con tan solo estar mirándote de cerca, se queden.

La vida no tendría sentido sin esos ojos que prefieren mirarnos a nosotros que a cualquier otra cosa. Es bonito verdad? O al menos estoy segura de que todos deseamos encontrarlos.

Pero quién sabe, lo único que vale en la vida es como hemos hecho sentir al resto, las sensaciones que transmitimos, la seguridad que damos, las menos dudas posibles. De verdad que es lo único que importa, como ya os he dicho vale solo con saber que quieres quedarte.

No necesitas que nadie te salve, ni que nadie te cuide. Pero la vida es más bonita compartida con corazones de los de » si hacen algo por ti valoralo» y se atreven, lo que si te puedo decir con plena certeza es que «No necesitas a nadie que no te necesite».

Y no voy a pedirte nada, más que solo te quedes si de verdad quieras quedarte.

Esencia


Con la esencia del corazón de un niño, y ese sentirse seguro que hace tanto que no sentimos.

Estamos sacando valor de dónde pensábamos que ya no quedaba, de esos lugares que tantas veces hemos dado por perdidos, igual qué tú con ese carácter tan intenso. Como yo, que tantas veces hemos tratado como no debíamos a quienes no lo merecían.

Tantas veces que hemos pedido eso que nosotros no hemos sabido dar, o que hemos fallado sin ni siquiera luego pararnos a pensar que lo habíamos hecho, por que ni siquiera hemos sabido darnos cuenta.

Con esa para ti “excusa” de que antes a nosotros eso ya nos ha dolido.

Y es que te entiendo, cuándo dudas, cuándo desconfías y piensas que yo también te voy a fallar.

Ese maldito impulso que tiene el ser humano de automáticamente tomarse las cosas según acontecimientos pasados que nos han dolido. Y seguimos pensando que, en esas mismas situaciones, tan parecidas ellas. Nos van a volver a fallar. Y va a volver a dolernos tanto.

Y antes de empezar, ya llegamos tarde. Ni idea de por qué seguimos pensándonos que todas las piedras son iguales.

Me cuesta escribir esto, pero podría decir que es como autolesionarse, no físicamente, sino emocionalmente, ataca directamente al corazón. Y no lo protegemos.

Aun así te entiendo. De verdad que lo hago, cuándo las palabras no te valen, y te sientes insegura. Y vives con esa voz constante que te dice algo así como “la vas a volver a cagar”. Y como no, te sueles echar la culpa.

El “me va a doler” es muy típica también, al menos en las mentes que conozco. Y joder, eso hace que no podamos ver las cosas, es como la vida en calidad de unos ojos con 5 de astigmatismo. Un horror vamos. Puede que no nos dejemos sentir por que no salimos de ese bucle.

Y sí, no tengo ni idea de cómo se hace, pero consigo domar a esa vocecilla a veces, como si publicidad fuera, me repito las frases que alimentan a mi lobo blanco, el bueno, el que domina mis actos ahora. Años cuesta y aún así a veces pierde la batalla y nos deja arrastrando por los suelos, y lo pagamos contigo. Que no tienes nada de culpa.

Y ya según la vida quiera o te vas, o te quedas. Tendremos suerte si te quedas.

Siempre vamos a cagarla alguna vez y no vamos a controlar los sentimientos y por si el carácter, y es que no solo es esta la mala noticia, súmale que la lucha interna constante dura toda la puñetera vida.

Me río un poquito cuándo escribo de esto. Por que es tan real y lo siento tanto así, que me río por no seguir llorando.

Al final hemos crecido en esto. Y asumimos mejor. Y sabemos pedir perdón y comprender que a quienes no nos sale, o no sentimos, no hay por que dárselo. Que si se van igual es que no les sale sentir como tú pensabas. Y no nos pasa nada en realidad si se van, aun que ahora te siga doliendo. Estoy segura de que la vida te va a demostrar que quien te quiere se queda. Y se va esa duda, por suerte, más veces de las que nos pensamos.

Se que aún tienes esos días que te levantas con la mente fuerte y el corazón latiendo en serio.

Que confías plenamente en que lo estás haciendo bien, y miras y es como si usaras las mejores gafas del mundo para ese astigmatismo. Lo ves todo claro y te sientes como para marcarte un buen plan estratégico.  

En realidad, nos ha hecho comprender el valor de esa palabra, ahora valoramos otros detalles, más simples, pero más difíciles de ver. Y se quedan, lo que tienen que quedarse. Con nuestras cagadas y sin ellas.

Esos que han conseguido no hacer daño donde un día les dijiste que dolía, esos que han marcado un poquito nuestras vidas, que se han seguido quedando cuando no se veía nada o nos hemos asustado por pensar que no querías quedarte. Sin saber que iban a quedarse y con una sonrisa al vernos. Con esa amabilidad en sus ojos, esa comprensión y ese “te cuido” en silencio que nos dejan sus actos.

Yo también lo he hecho, también la he cagado. Pero quiero que quede certeza de que, si tú la cagas, yo me quedo.

Ni un segundo dudo que tú te quedarías.

 

«Sapere Aude»


Y el existencialismo?
El más mísero o el más sublime sentido a la vida que le quieras dar.

El alma estaba herida, pensaba que ya había llegado, que ahora le tocaba buscar un sentido a todo esto. Y no.

Quizá no es el sentido de la existencia en sí, sino la relación con lo que construimos.
«Sapere Aude» y aprendamos, atrévete.. se firme y con la convicción suficiente para no poner límite al pensamiento.


Podemos disfrutar del valor de la libertad internamente, ahí donde nadie te puede quitar nada y ahí donde los límites no existen o simplemente los pones tú.
Atrévete a pensar y atrévete a aprender y no dejar de hacerlo nunca. En conocimiento y en la vida.


En cada detalle que te duele y en eso que te parece sublime, en ambas, apacigua tu agua interna hasta ver esas piedras del fondo de las que ya hemos hablado. Sigue aprendiendo más, de tus sentimientos, de las emociones, de que sientes con el dolor y con la satisfacción, que te da la calma que te hace libre y tanto necesitas.

Las creencias son educación inculcada, cultura  de esa zona en la que te has criado y pensamiento y aprendizaje de con los que hemos crecido.
La filosofía personal sin dejar de atreverse a abrir la mente y pensar cosas nuevas, es pensamiento individual creando la conciencia y observando la vida.

Relacionate con aquello que construyes en tu mente, la moral, la ética que aplicas al sentido de tu vida. El valor que le das a tu palabra en conjunción con como actúas.
Sinceridad interna y las cosas a plena conciencia, y así una conciencia plena, con el agua clara.

Simplicidad en toda esa complejidad de la vida .


Puede que no necesites suerte.

Va a curarse

Quisiera escribirme, de mi para mí, todas esas veces que me siento como hace unos días, ni siquiera se expresar como es, todas esas veces en que la sonrisa está fuera pero dentro falta algo, que tienes un nudo en la garganta y los ojitos desbordando, como el vaso.
Sin saber que está pasando pero algo ha pasado. Y sin saber cómo lo has sentido antes de saberlo.

Puede que no todos entendamos como nos levantamos a veces, cuando necesitamos estar solos o cuidarnos más de lo que ya lo hacemos.

He cogido la costumbre de escucharme, de sentirme, de llorar si el cuerpo me lo pide, en la ducha, hasta qe desaparece con el agua cayendo por mi cuerpo. Te  vas curando un poquito aún que no sepas que pasa, alivios lentos lo llamo.
Me gusta contemplar como de intenso siento sin entender si quiera por qué pasan así por mí estos pensamientos.

Me gustaría sentirme todo el rato como cuando me da la luz del sol en la cara.

Pero la vida no es eso.

Hay días que ni siquiera quiere salir a verme, puede que yo tampoco quiera.
Lleno de emociones cada momento que paso conmigo y me pienso tanto que a veces me aturullo.
Igual que vosotros, seguro.
He vuelto a recordar eso de que estamos solos por muchos que nos rodeen y que no quiero volver a olvidarlo. Por qué se me olvida el miedo y aún que parezca malo, me ayuda a mantenerme fuerte y perdonarme. Por todo aquello que no he hecho, por todas las veces que he fallado.


Quisiera volver al pasado y darte un abrazo de nuevo, que aprietes mi mano cuándo ninguna palabra me consuela.

A veces soy la noche sin la luna o una noche sin estrellas, con el cielo recubierto de nubes o un viento tan intenso que ni siquiera me oigo.

Otras soy el sol calentando yo tu cuerpo, aún que el frío me congele por dentro, jamás dejaré de intentar que a ti no te invada si estoy yo cerca.

Me pido perdón mil veces por no haberme atrevido más de lo que me atrevo. Por no creerme del todo que quieras estar a mi lado. Por todo, menos por perderos, ya no decido yo eso.


Quién mantenga su vida a flote se ha salvado. Por suerte, de la hostilidad del mundo no creo, aún que queramos verlo con los ojos pintados de rosa, como yo lo intento siempre. La realidad es más cruda que la duda y la felicidad tan sutil y efímera como esa sonrisa en momentos tan duros.
Aprovechala todo lo que puedas, valoralá como si en ello te fuera la vida.

Ojalá nunca te falten todos aquellos que quieres, y tus sueños eternos se cumplan, ojalá pudiéramos desear eso, el ojalá nunca duelan los que se van.
Daría cualquier cosa por poder quitaros el dolor como deseo que me quiten el mío.
Que me corten las lágrimas, esas que digo que tanto me salvan y me lo cambien por solo paz y calma. Con un ruidito de fondo sencillo, como la vida podría serlo. Sencillo y agradable.

En un corazón lleno de flores el fuego a veces las quema. Y lo sigo sintiendo.
Por desear un mundo mucho más bonito y no saber hacerlo.

Reconozco que sigo muerta de miedo, que mi alma está menos rota contigo. Que de verdad no quiero pensarlo. Por qué me he hecho amiga del cosmos y si lo pienso lo hace. He aprendido que puedo decidir a qué me llevan mis actos y no por lo que yo haga sino por como asimilo lo que tú haces.
Hemos aprendido tanto de los fallos que nos han enseñado como no debemos hacer las cosas y que es lo que queremos.

Ahora me fijo más en cada vez que sonríes y se te achinan los ojos al verme, no dejaré de valorarlo.


Ese el resumen palpable del azul intenso del cielo con el sol dándote en la cara.

Todo en 1

Descubrir si un vínculo es sostenible solo depende en fijarse en si puedes ser.

Te da miedo lo que no puedes comprender o lo que no puedes controlar?


Estamos viviendo una época en la que nos es muy fácil conocer gente nueva. En un mundo en el que la mayor parte vive en modo automático, y pasamos muchos de los días como si no importaran nada.

Relaciones basadas en la apariencia, repletas de dogmas sociales a los que estamos demasiado acostumbrados y van demasiado rápido.
Luego lechugazo contra el suelo, más habitual de lo que parece.

Demasiadas opciones y demasiadas reglas de como debemos ser.

Te has parado alguna vez a pensar como serías si no hubiera reglas, si nadie te dijera como estas más guapa o con qué comportamiento agradas más. Y si pudieras ser natural de verdad, con el corazón transparente.


Ahora elegiremos solo los lugares en los que no hay que convenceros. Entre nosotros nos miraremos sin peros.

Y podremos reír hasta llorar tanto que esos ojos que te has pintado tan bonitos van a convertirte en un oso panda, con los ojos borrosos y los pelos de loca. Y dará igual, nos reiremos más aún, y harás el payaso como si estuvieras con tus mejores amigos o con lo mejor de tu familia y te sentirás en casa y solo seremos nosotros mismos. Por qué nada será un fallo.

Podremos ser todo lo que queramos. Y ahí nos quedaremos.


El amor es la admiración de los defectos, el hacer fructífero el tiempo, felicidad por simplicidad y todo lo que temes se habrá ido.

Sin intentar controlarlo y sin intentar comprenderlo.

Las balas no matan

Te contaré todas las cosas que he aprendiendo, todos los secretos que conozco de la vida y esas trabas que tanto nos cuestan.

Por qué sí, por qué te miro y veo en esos ojos llenos de incertidumbre con esa ilusión y esas ganas por la vida, e intento advertirte, quizá no debo, y debo dejarte que lo descubras tú.

Y que hago si se me hace cachitos el corazón al pensar que pueden romper el tuyo. Y no hablamos de rotos por amores, ni de chicos, ni de chicas. Te hablo de todas eses veces que te decepcionarás, que te costará mucho entender el porqué de las cosas y te aparecerán más que piedras, pedruscos enormes en el camino.

Y aunque cueste y te pienses que no puedes, uno de mis secretos es este , «es parte del juego, pensar que a veces no podemos con todo”.

Y no pasa nada, el cambio te demuestra que al final  no hay nada que temer.

Párate, tú que desbordas sensibilidad y emoción a la vez que dulzura y firmeza en la mirada, que apenas ahora se ve por qué ni siquiera lo sabes, puedes, aún que ahora tampoco lo sepas.

Va a llegar ese día en el que de repente eches el tiempo atrás y quieras ver todo lo que has crecido, todo lo que haces por ti. Y ahí empezarás a agradecer cada cosa que tienes, la persona en quien te has convertido, el sol por la mañana, el café, el entender que puedes elegir al levantarte, como lo haces, o de buenas o de malas. No eches balones fuera y acéptalo.

Actitud mi amor ante la vida.

“La actitud no se negocia” es una frase de los escritores de Solo Gozar que me ha salvado de muchas desde la primera vez que la leí. Igual que miles de frases del Charlie o de tantos artistas que nos marcan la vida y las letras.

Y para todo esto, solo hay un secreto. Esforzarse en hacer cosas cuando uno está mal, para sentirse mejor, cuando peor estamos más nos cuesta, pero también es cuando más efecto hace. Fuérzate a no encerrarte, ni en tu mente ni en tu cuarto, inténtalo, sal a correr a pasear, a quemar cortisol, llévate un libro al parque y descansa. Sano sin lamentos que no valen para nada.

Permiteté descansar y disfrutar de los momentos a solas. No nos damos cuenta de lo importante que es la paz y el equilibrio, la actitud ante las situaciones.
Eso solo lo da la calma.
Vamos a dejar pasar los minutos o los días, no seas impaciente por que algo pase rápido, vive los procesos, trabájate y aprende mientras lo haces.

Antes debes descubrir que persona eres, conocer que personalidad tienes, como te verías tú desde fuera. Que te gusta y que no te gusta de ti. Que haces mejor o peor.

El mayor secreto de todos y no debería serlo, es la velocidad. Párate! Ve lento, piensa antes de enfadarte, antes de contestar, antes de cualquier cosa, para y pregúntate, Me vale de algo esto? Me aporta algo bueno el decir lo que voy a decir? Aporta o le importa algo a quien se lo digo? Si es que no, ahórratelo. Aprende a no necesitar replicar todo lo que no te gusta, calma en el alma, no importa. El objetivo solo es pasar los días lo mejor posible.

“Una bala no mata, mata la velocidad que lleva”.
Contención. Sin perder tu libertad. No necesitas la aprobación de nadie.

Ojo no es fácil, no te creas que nos vamos a calmar de la noche a la mañana. Pero al menos ahora lo sabemos y lo seguimos intentando como todo lo que hacemos, con pasión por el ahora y por nosotros mismos.

Nos hemos dado cuenta que dejar apaciguar las aguas merece la pena. Vemos los peces y los colores de las piedras del fondo, igual con la mente si se calma.
Puede que sí que sea tan difícil como parece.
Esta es mi otra salida de emergencia ante la prisa, escribe tú la tuya y gracias

Está llegando

Estoy olvidando quien me dijeron que debía de ser.


Llevo curándome toda la vida, parcheando mis heridas con vacíos que siempre había creído llenos.

Sin culpas más que la mía, por imprudente. Así vivimos, sintiéndonos como si nunca hubiéramos cumplido.


Ahora voy aprovecharme de la cura que hemos creado. Tengo en las manos el poder más valioso de la historia.


Brillaremos como todo ese oro que tanto os importa sin una micra de ello. No lo quiero.

Quiero el brillo de tus ojos aunque aún no te he encontrado.


Quiero ver brillar los míos cuando calmes esos lugares del alma a los que yo no llego.
Ya no espero. Ya no duele.


Porque ahora amamos lo que hemos conseguido.

Disfrutamos del silencio y de un buen libro, de esos sueños de irse corriendo a cualquier lugar en el que solo esté contigo .


Sin orgullo malo, sin ego.

Reconozco que he perdido en el juego de estar solo, no me ha ganado nadie, me he rendido. Y sin culpa repito.
Sí lo quiero. Quiero querer y que me quieran bien.


Sí lo quiero. Quiero querer y que me quieran bien.

Ya no hablo de los momentos tan bonitos de esos principios que engañan. Hablo del amor sincero y lento, del que aparece cuando menos te lo esperas, y sigo pensando, ojalá seas.

Ojalá seas, y quieras quedarte.

Como yo cuando te encuentre. Llegaremos, a esa isla y a esos sueños.


Y es que es cierto que compartiendo la vida de manera sincera y sin cuerdas es mucho más bonita que tan libre bailando por todos los jardines.

Me niego a seguir «ganando» y seguir diciendo mentira tras mentira el que «sola es suficiente» ya no quiero.


He alejado los dolores del alma de la mente y ahora confío en el tiempo de nuevo. Con sus contras y los peros.


Peros también los buenos, los pensamientos más que el físico y las maneras más que los besos.

Lo intentamos

Mi mundo favorito es junto a vosotros y a veces tan sola.

Y ojalá de repente despertáramos, en una mañana rodeados de campo y brisa, sin más ruido a nuestro lado.

Solo para andar por todas las laderas posibles o tirarnos en el suelo con la hierba rozando nuestro pelo y el sol dándonos fuerte en la cara. Y esos golpes serían los únicos en la vida.

Desaparecer queremos a veces, no lo reconocemos, solemos ocultarlo por no parecer locos, locos de esos que con las palabras pueden acariciarte o consolarte como si de una caricia se tratara.

Hago eso conmigo misma constantemente, me llevo a esos lugares maravillosos en los que ni siquiera os pienso. Y soy capaz de olvidarme de todas vuestras maldades o del conformismo de estas ciudades, tan crueles con algunos.

Y sí, quisiera no tener que preocuparme ni tener que olvidarme de vosotros. Pero sigo pensando en irme, lo más lejos posible, lo antes posible.

Sigo pensando en usar esa mochila que preparé un día por si pasaba “algo grave”, realmente nunca he llegado a pensar que la usaría. Pero si he pensado tantas veces que ojalá tuviera que usarla. Porque no nos merecemos tal belleza ni tantas oportunidades para hacer lo que hacemos, miserables, sin compasión por nadie ni la tierra.

Quisiera irme del mundo sin abandonar el mundo, sin tener que huir, quizá sería más fácil si todo desapareciera. Dejaría de importar más el dinero que las personas. Ya no habría más fines que justifiquen los medios.

Puede que sí que fuéramos más felices.

Sin nadie que se sintiera más grande que nosotros ni con derecho de elegir las víctimas. Incluso sabiendo que participamos nos quitamos las culpas. Injustos por naturaleza creyéndonos justos.

Hemos sido asesinos de ilusiones y de corazones que murieron hace mucho y serán enterrados dentro de unos cuantos años, aún palpitan aunque no vivan. Sin piedad alguna seguimos haciendo que la vida sea así.

Ya no hagas que te importa y haber llevado las flores en vida. Ahora ya no valen.

Solo espero, yo, que aún estoy aquí, quedarme en los versos y en esto que dudo que se pueda llamar poesía, y que cuándo lo leas te acuerdes de cuándo sonreía y te animaba con la misma sonrisa, aunque estuviera llenita de lágrimas que tú no podías ver. Que te acuerdes de esas películas que yo me montaba y sigas luchando con valentía como yo lo hacía.

Como si estuviera contigo.

Y mira la luna que tanto me gusta y háblala porque yo te estaré mirando. Y échale la culpa cuándo estés de mal humor. Y cuéntales las historias que yo te contaba, cuéntales que vengo de aquel de quien yo aprendí la poesía y esos ojos negros que tan lejos estaban. Por fin estaré con ellos.

Y no puedo negar que todo esto es por esa constante lucha introspectiva que para vosotros es “el dramita del día”.

Somos de querer a todos los corazones rotos, por los que hubiéramos muerto, para que ellos se quedaran.

Y sin embargo ninguno ha sido necesario para irnos, escribiendo doy la vida y espero que así me llegue la muerte.

Y puede que este sea el texto más duro que escribiré en mi vida. Pero me he puesto en ese lugar al pensar que te perdía, ni siquiera podía huir, ni de ella ni del dolor que nos provoca. Solo os digo lo que os diría si supiera que jamás volvería a veros.

Que me ha dolido y me duelen muchas cosas, pero que eso no importa y que me arrepiento solo de la vida que no he llevado.

De no haber escapado corriendo a las montañas a buscarme la vida fuera de vosotros y seguir pensando que era una tontería porque todo el mundo me dijera aquello.

Pero esto no es lo que duele, lo que duele es el mundo y lo descontrolado que está todo, no desespero por escribir estas palabras, ni nos hundimos por querer irnos de estos lugares. Solo queremos un respiro, fuera de la realidad, fuera de la caja a la que tanto nos hemos acostumbrado.

Igual luego no somos tan felices, pero podremos decir, que lo hemos intentado.

Puede doler

Hoy va de culpas y culpables, o cobardes de esos de que la palabra duele. Más duele callarse y más duele mentirse, la palabra clara, ya lo sabes, y las verdades a tiempo y si duele que duela.

Bastante tenemos ya con lo que somos y con lo poco que controlamos lo que hacemos.

Echándonos la culpa unos a otros, sin ni siquiera pensar en que la responsabilidad afectiva es hacerse responsable de los vínculos que generas con los demás, que no se puede querer mucho y de repente no querer nada, que no se puede doler tanto donde un día te dijeron que duele. Bueno, que sí se puede, pero luego no intentes quitarte la culpa del daño que haces y sentirte “un niño bueno”.

Si has tratado a alguien demasiado bien por llenar tus vacíos existenciales que tan malas jugadas te pasan, esas jugadas tan perfectamente calculadas sin ni siquiera tú saberlo, para luego salvarte tu solo, previo haber conseguido quitarte la culpa con excusas baratas.

Cobarde sin generalizar, para ti solo, para cada uno de nosotros cuándo hacemos daño, cuándo queremos demasiado rápido. Y en realidad no queremos tanto. De habladurías facilonas y actos demasiado impulsivos como vías de escape.

Y parece de verdad que sientes tanto con tantas palabras. Esas que tanto te duelen cuando las oyes de esa boca que crees tan sincera. Tan sincera como la tuya con tus caprichos. Que al final nunca se convierten en actos, y sí en actuaciones y papeles que te marcas tan perfecto como Robert de Niro, implacables, impecables, sin duda alguna a creérselo.

Malditos cobardes y malditos los días que nos juntamos.

Seguiré equivocándome.

Y es que nos fallamos tantas veces al pensar que nos queremos, le damos tan poca importancia a lo que hacemos con el resto, no hay clemencia ni piedad por los corazones, culpables todos. Y cobardes al mismo tiempo por intentar quitaros la culpa.

“Pensaba hacerte ghosting, pero ya no” o mejor sí, porque no es de verdad lo que siento, porque es absurdo que le digas que la quieres y sigas buscando entretenimientos vacíos entre fotos y fotos que no llevan a ninguna parte, que es ridículo que salga de tu boca palabras que conmueven, que liberan que protegen, que te calman. Para luego irte a tu casa y pensar en desacuerdo a tus propias palabras y para ti mismo pensar que,”que falsedad más cruel he cometido”.

Contigo mismo y con ella. Ya está hecho ahora solo te queda intentar conseguirlo de otra manera, que parezca que es a ti a quien te han hecho daño y no tú con tus famosas escenas, del buen actor que eres.

Cambia los papeles, sufre, que ahora te pise toda esa culpa que sí tienes, porque yo me he cansado. Que jugar, jugamos todos. Pero tienes que saber hacerlo.

No vas a poder descubrir si seguimos haciéndonos los tontos, haciéndote creer que no sabemos nada, sentid ese alivio de haberos quitado la culpa. Y tú no te preocupes, no te preocupes por nosotros.

Yo me quedo con la mía, siempre con el honor por delante y si duele que duela. A cobarde si nos ganas.

Y esto quiere decir que todo lo que hacemos tiene una consecuencia, que pocas veces valoramos. Y más pocas veces, sintiéndonos valientes podemos deciros esto,

“He valorado un poco más, que yo también he hecho. Lo siento, si alguna vez solo me importé yo y me olvidé de ti”

Evittalas

Las heridas no se curan quitándote el remordimiento ni sintiéndote inocente de pecados contra el resto. Como podemos comportarnos con semejante vileza contra nosotros mismos.

Solo puede el perdón con ella, el perdón sincero, primero a ti mismo y después al reto.

Tan difícil nos resulta entender que lo que verdaderamente se recuerda de las personas es lo que te han hecho sentir, como te han tratado. Esa esencia que hay en los corazones que aplacan las palabras que pocas veces coinciden con los actos. Y que pena, cobardes! Que no queramos asociar las verdades a la vida y dejar de mentirnos, dejar de hacernos sentir culpables.

No te acerques a ella si no vas a quererla, ponte en la piel de una niña, como si esa niña fuera hija tuya y ahora, ahora que alguien le haga ese daño. Piensa sin piedad como cuando juegas a dos o tres bandas, como cuando la estás hablando solo por contestarla y no escuchando.

Todos sabemos que no te importa y solo estás llenando esos vacíos poco controlables.

No pienso quedarme, ni jamás cumplir tus ideales y menos desde luego cubrir esos vacíos. Solo pienso seguir arriesgándome, es siempre mi salida de emergencia aunque no me lleve a ninguna parte.

Eso sí, por favor.  Sonríe si no vuelvo. Por qué seguiré escribiendo y seguirás hablando, lo que a otros ojos quizá les duela menos, porque estos ya no quieren escucharte. A cobarde nos sigues ganando.

Y eso, sonríe, por favor, si no vuelvo.

Por que como vuelva, malo.

XXL

Canciones de rap por la mañana, tardes en el parque y el Javi sigue triste, a veces sigo ahí, entre esas tiradas de rap que tanto nos gustan y los versos de la gata que siempre me salvan, los cuentos de León Felipe que son siempre los mismos cuentos y la prosa de Nietzsche que me vuelca la cabeza. Me quedo hoy en estos versos.  

“Si hubiera tintes para el corazón, no existiría una razón por la que rimar hasta las tantas…”

Yemen – KaseO.

Ha todo esto digo, haz caso al corazón y quédate con quien se quede en esas charcas. Haya barro o aguas claras.

Podré volar hasta llegar al sol pero sin los versos no soy nada, y es que yo solo dejo que mi mente se traslade a mis dedos y de ahí a estas palabras, y tú a poder leer y sin comprender nada te quieras quedar un ratito más.

A quienes queremos de verdad nunca se van aunque se vayan, por eso aquí ya no forzamos las cosas, porque hemos comprobado que siempre volvemos o queremos volver a ratos a aquellos lugares en los que fuimos felices, y ya no recordamos lo malo. Y entonces sabemos ciencia a cierta que no existe razón alguna por la que no perdonemos, ni existe motivo alguno que no pueda sanar con el tiempo. Más solo si ese daño es daño al corazón, tan cálido y cariñoso era y ahora parece de cristal o de hielo, y no es tu culpa, ni la mía.

Desde fuera lo volveréis a ver igual, casi perfectamente compuesto. Y sí, queda siempre un trocito que no sana, y aunque cueste, que costará, hay que cuidarlo de otra manera y pintarlo de otros colores que aún no conoce, para enseñarle que el tiempo y el cambio también pueden ser felicidad. Aún que tengas menos o incluso necesites menos. Igual está bien también, ya no necesitar tanto.

No tan delicado todo como parece, hay que armarse, como si de la guerra se tratara. En ningún mundo sería estar libre de pecado como os habéis sentido y sin ser demasiado de ninguna religión, no seguimos ni sus normas ni sus dogmatismos,  para nosotros no es lo mismo el bien y el mal que ellos defienden. Estamos siempre en el bando de la libertad, cubriendo todos los flancos. Hace tiempo que hemos salido de vuestro egoísmo social o vuestra falta de claridad o comprensión, y solo porque vosotros lo queréis así, siguiendo en vuestras cajas. Sin querer perdonar, rodeados de rencor. Ojalá seáis felices.

Pero no importa, lo conseguiremos igual. Y algunos de vosotros no solo pensaréis en abrir las alas sino que os lanzaréis y lo entenderéis todo tan bien como nosotros.

Que jodida mierda es ésta, Eva?

Son dudas y miedos  y afinar las palabras en estos textos. Como si de esa guerra se tratara, de la misma de antes, disparando letras sin piedad alguna, sin pretender que no sufras.

Cruda realidad y cruda la duda si perdura, y lo hace. Los alivios siguen siendo más lentos de lo que me esperaba. Sigo teniendo esas rachas en las que me apetece estar sola y quedarme escribiendo hasta las tantas o madrugar y hacerlo por la mañana. Y cada vez entiendo más que la vida que hemos decidido es esto.

No quedarnos por quedarnos, ni rendirnos para no sufrir. Ya no, ya no nos callamos. Sabemos cómo queremos, como sentimos y como dolemos.

Parecían más fuertes, mejor armados, nunca dudamos que iban a aguantar esos días de guerra.

Parecía fácil verdad, hasta que viste en mis ojos que esa guerra son todos los días.

Guerras de noches a oscuras, sin palabras, quizá una ventana y un libro, o lágrimas y una guitarra, no importa, no dejaré de escribir ni de escribirte, y si lo hago matadme. Por qué habré muerto.

Y que quede claro, que ya no pienso en encontrarte, y si lo hago y algún día te duelo demasiado. Lo siento de antemano.

Útiles

Hoy he leído el post «pensamiento de la semana» de Matthieu Ricar, y en él dice,

 «Hagamos lo que hagamos, caminar, comer, sentarnos, etc. Ignoremos la pereza,la indolencia, la apatía, la negligencia o la distracción. Controlemos la tendencia que nos hace resistir a cualquier cambio en nuestro cuerpo, nuestras palabras, nuestra mente, Observemos continuamente nuestra mente y hasta nuestras actividades más insignificantes. Una vez comprendido el camino de la liberación, sería inapropiado (con nosotros mismos) comportarse como siempre. Observemos continuamente nuestra mente con vigilancia y lucidez. Sepamos alegrarnos si no hemos cometido ningún acto malicioso, y sí sí pues prometemos (a nosotros mismos) que nunca lo repetiremos.»

Matthieu Ricard


Mi reflexión mañanera es esta y espero que te guste y te haga pensar un poquito más bonito de lo que ya lo hacemos.

En el camino de la liberación esto es control de emociones y mantener nuestra libertad en honor por y para nosotros mismos, a como nos queremos ver y como quisiéramos ser vistos a través de otros ojos. No pondremos barreras a lo que sentimos ni a lo que queremos expresar pero si usaremos las formas adecuadas, aprendiendo a callar en los momentos dolientes. Haciéndolos menos dolorosos, cambiando esa negligencia a los corazones por comprensión y altruismo. Más que nada por que lo necesitamos todos. Por qué podemos comportarnos como seres maduros, sin pereza, sin excusas que usamos para defender nuestras malas acciones, sin malas caras por qué sí, con la compasión por el mundo de que «las buenas acciones traen buenas acciones».

Hagámonos responsables de los actos, de los cambios y de las consecuencias. No echemos la culpa, no busquemos culpables. Hazte a ti mismo como quisieras que te tratara otro, cuídate como tanto ansias que te cuiden, pero sobre todo en cuerpo y espíritu, aliméntate de forma sana, analiza que es eso que te sienta bien y que te hace estar pesado. 

Sabes que por ejemplo el exceso de cortisol en tu cuerpo te hace estar inflamado, aumenta la presión arterial, llevándote al desarrollo de un montón de enfermedades y un montón de susceptibilidad y «mala leche».

Investiga, conocer tu cuerpo y las reacciones a cada cosa que haces con él es importante. Te conocerás mucho mejor, desde ese sueño repentino que siempre te viene después de comer, hasta por qué no duermes bien o esos cambios de humor que todos tenemos y casi nadie soporta. Sin embargo si bajas el cortisol tu sensación de felicidad y tranquilidad aumenta a niveles increíbles. Ve al campo, aliméntate bien, disfruta de tu mascota, aún que parezcan técnicas milenarias que todo el mundo usa y a nadie le valen para salir de ese estado automático, de enfados incoherentes y susceptibilidad en que se encuentra la mayor parte del mundo. Es posible! Y es tan sencillo como eso, aporta omega 3 a tu cuerpo, haz deporte, habla con las plantas o abraza un arbolito, libera esa famosa «hormona del estrés» de tu cuerpo. Y sobre todo piensa positivo. 

No pienso cansarme de decir que «el querer estar bien depende de ti y solo de ti».

Es ciencia, no lo digo yo!


Ya hablaremos de que todas nuestras emociones (todas) vienen creadas por un pensamiento (pensamientos que solo tú manejas y decides si están en tu mente o no). Adelanto que eres responsable de cómo te sientes y que tú decides que sensaciones le quieres dar a tu cuerpo y a tu mente, pero esta chapa la dejamos para otro post.


Ahora solo me queda deciros que calma en el alma, que fuerza en las ganas y una sonrisa en cada palabra y cada acto que hagas al mundo. La conciencia limpia y el amor propio al día, confía en tus capacidades y tranquilo, la vida sin decir nada te aclara el ansia, las dudas y el miedo.

Y suerte!

Cartas que no repartí

Me duele ver corazones de hielo, de esos que eran dulces y que ahora son fríos, que no confían. Que mueren de amor y no por querer sino por no arriesgarse, por el miedo que han pasado, por el daño que hemos hecho. Y es jodido, esa esencia ya no vuelve. Y no se lo merecen, no te lo mereces.
Y si quieres quererlos, cuesta. Es extraño no? Con esas sonrisas preciosas que te engañan haciéndote asumir que están bien. 
Y no te preocupas y no los cuidas, por que no lo necesitan y en verdad sí, como el que dice «eso no es arte» y sí lo es por que aún que no todos lo vean siempre lo hay. Pues igual.


Ahora soltemos el peso y las cadenas que amordazan las palabras, vive con ese sentimiento tuyo y ligero de equipaje, nunca sabes en que momento te va a tocar salvarte.
Sobre todo recuerda que es ese esfuerzo en esa lucha interna constante por decidir que lobo alimentas.
Todos hemos vivido momentos que la memoria borra por defecto o pasa de recordar, para no perturbar el instinto ni potenciar ser malos. Y hoy te digo y te recuerdo que eres tú quien te protege y quien te cuida y sobre todo te recuerdo que cada quien está donde quiere estar, nadie va a ayudarte cuando en eso le vaya la vida.
Excepto, esos de ley, del corazón por la calle, del verso o la vida, la calma o la poesía, por que nosotros queremos diferente y eso nos hace ricos sin un puto billete.


Ojalá te encuentre. Y jamás nos juzguemos, ni dejemos de intentarlo.
Y cantaremos todas las canciones que aún no hemos escrito, todas las que aún no hemos escuchado, gritaremos en todas las montañas que pisemos, seguiremos llorando de emociones bonitas y no controlaremos jamás los sentimientos. Por que es nuestra manera de honrarnos a nosotros mismos.
Sin saber si nos costará la vida.


No nos importa, cuidaremos nuestros pasos regando los minutos en el tiempo, el amor son diferencias y la aceptación de los defectos, mas te cuido que «te quiero», más caricias, más besos, más polvos, más tiempo, sobre todo más tiempo. Aunque tu sonrisa se apague en algunos momentos, no dudes que la vida sin decir nada te aclarará el ansia, las dudas y el miedo.


Contextualizo estas palabras en el dolor de la mentira y el dolor de la verdad, el valor que le das al «te prometo que no cumples» dice mucho del valor de tu palabra.
Resiste a pesar de que sigan marchitando nuestras almas, no pienses que les importa, hay gente mala, aunque nos cueste entenderlo, no todo son circunstancias.
Somos fuerza, lucha y lealtad. Con los corazones más grandes que he conocido, me enseñaron dos cosas para diferenciarlos, me dijeron, te juzgarán Eva «antes de conocerte ya te habrán traicionado». Consejos sin tiempo de corazones que ya no existen pero siguen estando en los nuestros.
Y si lees esto y no entiendes nada, no importa, solo te enseño parte de lo que somos.


Nos ayudaron al alejarse. Pediría que no queden demasiados que dejen tan bajo el valor del amor.
Pero estamos aprendiendo, ahora olemos la traición al mismo nivel que vosotros oléis el dinero y os lanzáis como perros. 

Y ya está, bastante chapa guapa! Si te he aburrido, ya lo siento.