Sabes esas mañanas en que ves las cosas con tonos raros, que no sabes nada, solo sientes y no sabes muy bien cuál es el tono exacto.


Esa sensación de estar colgada de un hilo en donde quisieras estar pegada con el loctite más fuerte del mundo.
Tener la certeza de que quieren que te quedes.


Y yo tan frágil como esas gotas de lluvia, que parecen tan sólidas, que cae desde tan arriba y bajan a tal velocidad que la ostia contra el suelo es tan destructiva que apenas queda rastro. No quiero tener que prepararme para semejantes ostias.


Débil? Demasiado sentida? La mente es complicada diría yo, y el corazón aún más, por muy seguro de ti que seas. Que lo somos.


No sé si podéis entenderme, o si me explico lo suficientemente claro cuando me cabreo conmigo misma por sentir tanto, por percibir tanto, por emocionarme tanto. Ojalá no sintiera así y fuera capaz de no enredarme en la cabeza. O puede que sea un mal deseo por qué dejaría de valorar todo lo que haces y cuidar todo lo que quiero cuidaros. Pero capaz de mantener los ojitos secos y el corazón con la armadura bien atada, sin un solo hueco perforable.


Pero no, no puedo.


La manera de querer es esta, sentir y expresar lo que sentimos, y me callo mucho más de lo que de verdad quisiera decirte, por qué estoy comprendiendo que no todos vemos igual, más bien pocos miramos, que así no todos lo entienden. Más bien casi nadie expresa de verdad lo que siente.
Y así estamos.


«Escondidos como tritones en lo más fondo del charco»

Gata Cattana



Y que vergüenza que yo tenga tanta manía a ese silencio. Que quiera esas palabras para calmar el corazón y encima quiera que se conviertan en actos.


Que disparate!


Saber con total seguridad que cuando me miras lo haces con los ojos bonitos, la conciencia limpia y tus manos sujetando mi espalda por si me caigo.


«Igual que hay partes del cuerpo que no puede rascar uno mismo. Hay lugares del alma que solo puede acariciar otro»

Rafael Lechowski



Pero no todo es tan fácil, ni todo es tan limpio. Cuesta comprender el tiempo y cuesta comprenderos a vosotros, que a veces parece que no tengáis miedo. Ni dudéis de nada. Ni siquiera que necesitéis nada.

Por qué aguantamos sin decir estas cosas? Por qué debo callarme?
Joder, te diría que no lo sé… pero estaría mintiéndote, por qué la verdad más cruda es ese puto miedo a perderte ahora que parece que te he encontrado.

Ahora que a mí me sale todo solo, que quiero lo que sea mientras estés cerca mio. Que te sientas lo más libre posible estando a mi lado pero sin querernos libres del todo.
Suficiente con saber que no quieres irte.

Un deseo repetitivo, solo un minuto en tu cabeza. Ojalá supiera lo que piensas de la reciprocidad de los actos, más de las emociones que de otra cosa y sepamos leernos mejor de lo que leemos las vías que escalamos.

Que vaya ostias.


Puede que sea parecido a eso, un pegue otro pegue otro pegue… Sin embargo estos «intentos» no se ven tanto por qué son internos y esos pegues son contra nosotros mismos y esa mala cabeza qe nos invade cuando los miedos reinan.
A pelo sin pies de gato y sin magnesio, con el corazón en la mano.


Y se, que aún qué nos hagamos los duros tu también los tienes, o eso espero.

Y joder!! De nuevo, como me cabrea ese ser cobardes que hemos sido algunas veces, y seguimos siendo. Que nos ha impedido decirnos las cosas claras y nos ha llevado a irnos sin ni siquiera intentarlo. No hagas eso.
Por dar demasiado por hecho. Por seguir pensando en que todas las putas piedras son iguales.

Por qué cojones si ya lo entendemos lo seguimos pensando y yo sigo estando cagada de miedo.
Puede que la respuesta más bonita a esto fuera encontrar un pequeño oasis en este mundo hostil de mierda.

Y mira que somos independientes en la vida, que tengo todo yo sola, mi casa, mis libros, los abrazos de los míos, la sonrisa y la mirada alta al frente, estamos preparados por si se van y afrontamos las consecuencias de lo que hacemos. Pero no puedo dejar de admitir que quiero que te quedes conmigo en ese oasis que he creado para nosotros.

Y si, es cierto, a veces me siento vacía y quiero que esa sensación de tranquilidad, esa calma y ese sosiego, con tan solo estar mirándote de cerca, se queden.

La vida no tendría sentido sin esos ojos que prefieren mirarnos a nosotros que a cualquier otra cosa. Es bonito verdad? O al menos estoy segura de que todos deseamos encontrarlos.

Pero quién sabe, lo único que vale en la vida es como hemos hecho sentir al resto, las sensaciones que transmitimos, la seguridad que damos, las menos dudas posibles. De verdad que es lo único que importa, como ya os he dicho vale solo con saber que quieres quedarte.

No necesitas que nadie te salve, ni que nadie te cuide. Pero la vida es más bonita compartida con corazones de los de » si hacen algo por ti valoralo» y se atreven, lo que si te puedo decir con plena certeza es que «No necesitas a nadie que no te necesite».

Y no voy a pedirte nada, más que solo te quedes si de verdad quieras quedarte.