
Hoy voy a contarte desde mis ojos un poco de las transformaciones de la vida y como conocer tus adversidades y que conozcas todas las mías, hasta lo que jamás he contado a nadie, puede convertir un barquito de vela en un yate que aguante las olas más poderosas.
Y tu mejor que nadie sabes que detrás de esto hay un trabajo enorme, un poder principal y plena conciencia de cómo trabajar como un artesano el arte del amor.
Estamos esforzándonos en el mar de la existencia plena, en esas aguas de color transparente azulado con el reflejo rosa anaranjado del cielo que crea ese color pomelo que tanto nos gusta, nos topamos más de lo que pensamos con las olas y sus aguas bravas, como nosotros a veces. Que parecen indomables.
Estamos aprendiendo, yo de tu mar y tu del mío, tú tan del Mediterráneo con esa calma en el alma que tanto trabajo has empleado en conocer hasta el más recóndito lugar de ellas. Y yo, tan del Atlántico, casi siempre con frío sin saber surfear aún las aguas agitadas y esas olas que me tiran de la tabla cuando menos me lo espero.
Tú mi calma en esos días de vientos áridos y frialdad en el alma, tú con tus canciones y ese Malibú con piña que ni siquiera habíamos probado, y tal vez no nos gustara, pero es que nos vemos tan bonitos, que si me quitaran todo y solo me dejaran a tu lado, firmaría por la vida. Y me quedaría sin duda sin nada, más que donde se juntan esos dos mares.
Sin pensar si pueden mezclarse, si se generarían esas corrientes tan desastrosas que puedes acabar con todo.
Siendo una transformación tan impensable por haber rellenado los huequitos que nos faltaban antes.
Ningún dios lo entendería, ni los míos ni los tuyos, que se han convertido también en los míos a pesar de las pocas creencias.
Cada vez que luchas conmigo por que siga siendo tan libre como me merezco y cada vez que pienso todo lo que me encanta tu insistencia por que mejoremos juntos.
Tú te mereces todo y ese todo tendremos.
Siendo tan exigentes con nosotros mismos que a veces nos convertimos en algo pesado, que en nuestro mundo es ser excelente, igual que ser diferentes a lo que la normalidad asume.
Creas en lo que creas, pienses en lo que pienses siempre llegamos a un oasis común que es una mezcla de los dos siendo uno solo.
De esa sonrisa por la mañana cuando te digo que te quiero, y ese no te suelto hasta que sonrias cuando yo no lo hago.
Y mi infinito «porqué» ante todo, y tu respuesta sin decir nada que para mí se resume en esto.
«Por qué me gusta de ti cuándo estás tranquila en mi pecho y se te calman las ansias y desaparece la sensación de nervios con la que vivía tu cabeza casi siempre. Y me gusta más cuando eres un torbellino y no puedo ni agarrarte de lo rápido que te mueves, esa cabecita creando continuamente».
Como tú. Un mundo maravilloso solo para nosotros y poder decirte tantas veces que te quiero y tantas veces GRACIAS por esto.
Por enamorarte de todos mis menos y mis subceptibilidades, cuando ni yo misma pensé que podría entenderlos nunca.
Por arriesgarte cada día cuando ya tienes todo solucionado, solo por nosotros.
Por no perder jamás la esperanza y demostrar sin ni una sola palabra, aún teniendo las más bonitas reflexiones que haya escuchado nunca.
Te elegiré siempre como mi mayor prioridad y mi mayor fuerza y suerte.
Gracias.