
Me lanzo de cabeza, desde bien pequeña he sabido lo poco egoísta y lo muy detallista que he salido.
Me acuerdo cuando tenía 8 añitos que hacía mis manualidades y las envolvía para regalo, sentaba a mi familia en una silla a cada uno y les daba mis super regalos. Estoy casi segura que me hacía más ilusión a mí que a ellas, pero no importa eso ahora, igual que nunca ha importado. Esas sonrisas solo por qué yo me moría de la ilusión y esos abrazos de mamá que tanto me siguen gustando.
Bueno y ahora, con casi los 30, sigo siendo igualita, solo que ahora las manualidades se han transformado en otras cosas. Y son menos frecuentes esos momentos. Si las hacemos nosotros parece que van con más ilusión y se notan más las ganas. Pero la vida y el tiempo a veces no dan para tanto como antes.
– Sigue recordando cada instante que esto es solo si te nace. La sinceridad con uno mismo es un principio básico. –
Ahora en el día a día, damos cosas más cotidianas. Como esos abrazos de 8 segundos de los que tanto me gusta hablaros, ese preguntarte qué necesitas o llevarte unas chocolatinas al trabajo.
Con la misma ilusión.
Y esto quiere decir, partiendo de la clave de casi todo, la Reciprocidad, que todas las veces que recibo esos detalles que haces consciente y de corazón, que te nacen para mí. Siento eso que quisiera que sintieras tú, cuando yo lo hago por ti. Imagínate como me siento. La palabra adecuada es, exultante.
Mucho mejor que mucho y mucho más que más.
Parece mentira Eva, que la esencia de las cosas siga siendo para ti, lo más importante.
Bueno vale! Ahora observa, si tu mente piensa en algo en concreto, de primeras.
Igual lo tienes cerca o igual tienes algo más que seguir buscando. Cuándo tengas dudas, de lo que sea, tira una moneda al aire, y sabrás que respuesta quieres ahora, cuando tiras la moneda y tienes claro que cara quieres que salga. Sin ninguna duda.
Merece la pena el «arriesgarse» del que tanto os he hablado.
Y si entre todas las personas del mundo, o las pocas que conocemos de verdad, hay una que te toca más el corazón y te pone nervioso, y sigue ahí dando vueltas en tu cabeza, con un montón de kilómetros encima.
Con las ganas bien puestas y la comprensión por bandera. Me declaro adicta a la ilusión y al gritarle al viento que te quiero, que sigas creciendo y que vueles donde quieras.
Sabes de lo que hablo. Y yo, soy de las de dejar todo e irme contigo, donde sea si el mundo es más bonito. No importará el pasado ni el miedo que tengas.
Deja todo y vente, te invito a un helado en el parque o a saltarte las reglas conmigo.
Enamorada de los enamorados, sonreír así cuando nos pasamos el uno al otro por la vida como los primeros rallitos de sol en la cara del día, ríos que se juntan, las corrientes fuertes y esa esperanza mal fundada.
Me deseo suerte, aún que no la necesitemos. «El tiempo todo lo ordena» y nos da la calma que buscamos.
Así que tengo fé en todo lo que me pasa. Creyendo creer que contigo no tendré que callarme. Que dará igual si es tarde o pronto. Con todo el fundamento de que con esto nos vale.
Sin convencerte de nada, no hace falta demostrarte que el camino más bonito del mundo, en cada etapa, suele ser elegir quedarse.
Ojalá te esté encontrando.