Quiero hablar de las palabras, del silencio, de que no os necesito, o puede que sí y demasiado, de que no se olvidaros o de que no puedo hacerlo, quizá no quiero, del rencor y de todas esas cosas que nos llevan a ese orgullo tan basto que rebosa de todos los vasos.

Hay tantas palabras que casi nos matan, alejándonos de todo. Aislando las sensaciones poco a poco. Y digo aislando a conciencia, por que se quedan en un huequito muy dentro del corazón, y es difícil encontrarlas luego. Ya no surgen como antes, necesitan otras cosas. Más cariño, más cuidado, más confianza.

Era más fácil cuando aún no tenías ninguna herida, y es verdad que van curando, pero la piel crece más blandita y más clara. Y solo con rozarla por encima, te invade a la vez que te aísla. Puede que aún te sigas trasladando a ese momento.
Quizá no tanto como esas cicatrices que se ven desde fuera. Pero piensa esto que te digo, con las heridas del alma, por muy tontas que parezcan, si lo recuerdas, vuelves.

Y ahí yo ya no sé nada… piensa tú si quieres…

Las palabras matan dicen, y yo, que los silencios me ahogan. Prefiero morir por escuchar lo que sientes y no estar conforme, a irme sin saber que pensabas.

Prefiero esas palabras que duelen, de frente, mirándome con ese amor con el que un día nos miramos, aún que las palabras sean malas, son aún heridas más leves que morir ahogado en esos silencio.
Si te vas a callar vete, y no vuelvas queriendo explicarte, no hace falta.
Solo hay un precio al ser cobarde y es perder lo que tenías con tantas ganas.

Yo soy de las que te recuerda aún que te vayas, seguramente aún te quiera, por qué no quiero dejar de hacerlo, seguro de otra manera ahora, pero te quiero o al menos al recuerdo.

Sin vosotros puedo, pero me niego a dejar ganar al orgullo y dejar de sonreir cada vez que os pienso, aunque el daño fuera mucho, y el valor que se supone que te mereces se quede por los suelos. El tiempo lo ha curado. Y yo quiero que estés de pie siempre.
Todas esas fotos mentales que guardo de todos esos ratos que hemos vivido y estamos viviendo. Merecen la pena.

Somos de las que perdonan con el tiempo y se acuerdan de los momentos bonitos, por qué hemos educado a la cabeza a dejar fuera los malos recuerdos, esos silencios qe nos ahogaban que ahora ya no admitimos.

Solo comparte conmigo lo que te salga y hablame y calmemos juntos las aguas.

Y si no estás de acuerdo vete tú a las aguas bravas, valiente, que tanto te gustan, y juégatela tú en ese sentido. Y no me líes.
Que ya te has liado tú solito si al principio te parecía la gloria y ahora solo ves otras salidas, aún que duela como el «ya no», dilo, no seas cobarde y vete, voy a guardar ese cariño aún sin estar contigo.

Si quieres algo de mi ven a buscarme, no me dejes a un lado y hagas como si nada, si luego las palabras duelen no importara tanto, no habrá promesas que valgan y ni promesas que sean ni dudas ni deudas.

Me quedaré con los que se atreven, con los que nunca dejan de buscarnos por muy lejos que estemos.

Te regalo ese orgullo y ese ego a ti que quieres seguir «ganando» yo me quedo perdiendo si de esto se trata.

Para mí y para ti claro, aún que si te vas, no quiera que vuelvas.